La verdad es que el dominio del leguaje y de la psique de la sociedad es el plato fuerte de esta gente. Me pasmo ante la naturalidad con la que nos venden la inmoralidad de sus actos. Me descubro ante la sangre fría con que nos endosan verdaderos despropósitos para que nos quedemos paralizados como gato ante faro de coche. Esta visto que no hay nada como pervertir el lenguaje para hacer creernos que un burro vuela e insertarnos en nuestra mollera su concepto de “normalidad” para así sacarnos de nuestro mundo “anormal” y ponernos en el suyo donde toda lógica es pura entelequia, donde dos más dos jamás son cuatro y una mentira se tapa con una trola mayor.
Igual es normal que si te quejas te acusen de antipatriótico, evasor de impuestos, proetarra (se ha puesto de moda, de hace unos días a esta parte TODO es proetarra), marginal antisistema o el enemigo público número uno si se tercia, y por ello mereces la picota en un país donde para otros inventan amnistías surrealistas como churros en una churrería fallera. También debe ser normal que nuestros diccionarios de baratillo no reflejen su concepto de “austeridad” más próximo, con todos los respetos, al de Auschwitz que al que pone en mi glosario aunque mirando el de la RAE dice en su última acepción que Austero es “Retirado, mortificado y penitente”, sin comentarios. Por lo menos a mí en el cole me dijeron que la austeridad consiste en ser sobrio, no gastar más de lo necesario pero no decía nada de dejar de forma indolente en la miseria absoluta a la gente, sin nada a cambio y sin que se produzca ningún tipo de mejora en las podridas y voraces arcas públicas. Ante esto, ¿que hago, demando al Sr. Sopena o a mis profesores de EGB? .
Estamos viendo como funciona la “normalidad” europea en Chipre, desmembrar la nación, suprimir el reverendísimo sistema capitalista (con ironía) impidiendo la circulación del dinero de los “normalizables” para ahora tenerlos esperando el sablazo que van a recibir implacable y a sangre fría abandonados en un mar de tiburones con una manzana en la boca y un poco de perejil en las orejas. Pero claro, lo normal será desmenuzar a los pobres mortales para tapar los desaguisados de los gerifaltes.
Ese es el quid de la cuestión, nos inculcan SU normalidad, la de los que pretenden sacarnos el zumo y perpetuarse en su status. Nos alteran la realidad con descaro, con la naturalidad del enfermo que ya no sabe diferenciar el bien del mal. El caso es que generan la duda y con ella la división. Nos enseñan su normalidad cuando nos aporrean, cuando se blinda el Congreso, cuando nos “sacrifican” en vano o cuando nos denuncian por cualquier delito que se les pase por su enferma cabeza. Y tienen razón, no es normal tener que manifestarse por derechos y prestaciones que hemos pagado ya con creces, tampoco lo es luchar para poder ir al médico y que este no disponga de lo necesario para evitarnos el normal tránsito al camposanto, porque ya no aseguramos nada visto que se “sugirió” el recorte en investigación para las comunidades “manirrotas”. No es normal que nuestros hijos sean aborregados por un mal sistema de educación y así perpetuar este sinsentido. Es su lógica, esa donde el pecado nada tiene que ver con la penitencia. Yo, en resumen, creo que su “normalidad” es en realidad “opresión” y “sometimiento” por tanto prefiero no jugar con su Ruleta Rusa trucada y ser un “anormal”
Ada Colau y los grupos «filoetarras»
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