Archivos para abril, 2020

Hoy me ha llegado una notificación de esas de “Rememora este día” o una cosa por el estilo, me ha invadido una sensación rara, como agridulce. Resulta que este año a estas horas en casa ya sabíamos dónde iríamos de vacaciones. Ya ves tú como cambia la vida, pero las cosas vienen como vienen. Hace unos meses andábamos haciendo planes y ahora te vas de excursión a la terraza de la finca a tender unas sábanas. C’est la vie!.

El año pasado planeábamos viajes, playas, excursiones, comidas con los amigos, chiringuitos… Y este año mira como nos vemos. Pero piensa una cosa en estos momentos es una tontería pensar en viajes y vacaciones pero hace quince días sólo hablábamos de horror, muertes y  confinamiento. Todo regado con unas cifras que no hacían más que crecer y abundar en la tragedia. Hoy ya estamos hablando de transición, desconfinamiento, salir a correr o pasear. 

Digo yo que algo es algo. Mucho se ha mejorado si queremos ver el vaso medio lleno. Vale que este año lo de las Barbados tendrá que esperar para otra ocasión (como no vamos a salir, piensa en vacaciones a lo grande, soñar es gratis). Pero el hecho de que parece que ya vayamos viendo la luz ya es algo muy importante, tengámoslo en cuenta. 

Pero eso es sólo la chispa que ha encendido la ramita, ahora queda alimentar la llama para que prenda la hoguera, para ello debemos soplar todos con cuidado, con mucha prudencia para no apagarlo y volver al principio. Nos toca ser responsables y no repetir ciertas imágenes de las que vimos el domingo. Si algo hemos demostrado es que hemos llegado así porque somos grandes, mucho más que los que nos representan. Seguro que ahora también sabremos estar a la altura y hacer las cosas bien. Nos jugamos muchísimas vidas y el sacrificio de tantos, no hagamos que volvamos atrás porque no podríamos sopórtalo.    

Diarios de guerra X: Soy un bot.

Publicado: 28 abril, 2020 en actualité...

Reconozco que llevo un par de días a lo Fray Luís de León, alejado del mundanal ruido. Intento digerir lo que me ha ocurrido por estos cibermundillos de Dios (el que sea, a estas horas y a los efectos me la trae al pairo). Te cuento; ElmerSería cosa del miércoles cuando empezaron a lloverme un aluvión de mensajes diciéndome que yo era un Bot. “Chico, pues ojalá porque eso me dispensaría de tener que ir a la compra, cocinar algo para comer o hasta de aguantar este mundo de locos en el que se ha transformado todo esto del Twitter” le dije a uno de ellos. Craso error, empezaron a darme más palo que a una estera, de verdad, empecé a pensar que se había abierto la veda y me perseguía hasta Elmer, el cazador de los dibus de la Warner (¡que viejo soy, madre mía!).

Después de intentar tranquilizar la tormenta jugando la baza de la simpatía y la ocurrencia me di cuenta de que eso no servía porque estaba apagando el fuego con gasolina porque parece que  el respetable, después de tantos días de encierro, lo único que Mad_Max_3-2busca es sangre, como Tina Turner en Mad Max «Más allá de la cúpula del trueno» (Ya sabes, «dos hombres entran, uno sale», el Maestro Golpeador y todo eso). Me puse negro, reconozco que empleé algunas palabras malsonantes que, quizá, no estén en el diccionario de la RAE porque uno es más bien modosito y no está acostumbrado a pelear en el barrizal donde me caí de bruces. Decidí hacer como aquél, “me meto en un agujero y espero a que amaine el temporal”. Y en eso andaba cuando me dio por pensar que igual tenían razón los que decían que soy un BOT. Pero de ser verdad sería un robot un tanto imbécil porque, recopilando, unos me han dicho que soy un …. del Gobierno, otros que si soy un sicario a manos de la derechona abyecta… ¡Aclárense, por favor, que me llevan confundido! No se puede ser aceite y agua al mismo tiempo!

Igual todo viene a raíz de mi respuesta a un sujeto al que le dije que ni estaba a favor del Gobierno en lo de como llevan la pandemia ni estaba en contra porque en realidad eso ahora no importa. Cuando se está en mitad de una tormenta de Joseph-Mallord-William-Turner-Il-naufragio-della-Minotauro-1793-Public-Domain-via-Wikipedia-Commons.jpgdimensiones Turner poco aporta saber si el timonel es alto o bajito, barbudo o lampiño. Lo que importa es salir más o menos decentemente de la misma y después ya hablaremos de lo que se ha hecho, tiempo habrá. Ahora toca recordar a demasiados aquello de que que si el barco naufraga nos hundimos todos. Pero una cosa hay que tener en cuenta, siempre se torea mejor desde la barrera, ¿verdad?

Después de darle muchas vueltas al final he llegado a una conclusión. Cada uno es como es y esto es como las lentejas, si quieres las comes y si no las dejas. Yo seguiré a la mía, sin casarme con nadie porque nadie me paga nada y eso bien mirado siempre es una ventaja porque te hace libre. Además, como dicen en mi pueblo «al que no le guste que no mire.» Por cierto ¿sabes una cosa? Hay un libro que es todo un compendio de sabiduría. ¿Sartre, Camús, Aristóteles, Adela Cortina, Simone de Beauvoir, Kant, Javier de Lucas…? Que va! El Quijote!! En él Alonso Quijano le dice a Sancho “Ladran, luego cabalgamos, amigo Sancho!. Pues eso.

Yo quiero pensar que será cosa de que estamos tanto tiempo encerrados que ya se nos está yendo la pinza porque otra cosa no puede ser. Sabéis que soy uno de esos que suele pasearse por ese mercadillo persa en el que se ha transformado Twitter y la verdad es que llevamos uno días en los que lo que se respira allí es tan peligroso como pasarse fumando un “Celtas” sin boquilla por una fábrica de pólvora. Un ambiente de locos, a los ofendidos perpetuos se les han unidos los apocalípticos que ya andan predicando el fin del mundo porque las “señales son claras”, se esfuerzan tanto en enseñarnos las muestras que me temo que ya hasta asustan al mismo Iker Jiménez. Pero si hay una panda que de verdad preocupa muchísimo son los que se han puesto a pregonar verdaderas atrocidades como la de proponer un golpe de estado. Perdonémoslos, no saben lo que dicen, pero deberíamos desviarnos de seguir esas voces que nos llevarían a la senda de la destrucción. Otra vez.

Quizá los tiempos nos han traído unos momentos en los que estamos muchos viviendo en el filo de la cordura, con un pie aquí y el otro a punto de hacernos caer en la locura. Eso es fácil de entender, andamos enredados en esa peligrosa mezcla a partes iguales que supone la incertidumbre, la sobreinformación, el miedo y la frustración por la apariencia de no estar ganando la partida rápidamente y con alegría, como nos habíamos pensado y como estábamos acostumbrados porque si una cosa nos ha traído tantos años de bienestar (rara palabra hoy en día) es que parece que nos hayamos vuelto blanditos. Hemos olvidado que en este mundo somos unos animales que si han seguido adelante es por nuestra capacidad para aguantar lo que nos caiga. Venga, ha llegado el momento de sacar eso que tenemos incrustado en algún rincón del ADN. Y dejándose llevar por los que quieren tirarlo todo abajo sin siquiera intentarlo por los medios correctos, aprovechándose de la situación para después quedarse con todo no estamos precisamente sacando nuestra verdadera esencia de supervivientes.

Puede que pienses que tenemos un gobierno que se ha visto desbordado. Puede que pienses que igual no fue un acierto dejar que los uniformes apareciesen en los platós televisivos. Quizá empezaron ellos usando la retórica belicista e intentando equiparar la pandemia a una guerra. Quizá no entendió bien aquel uniformado cuando nos metió a todos en el saco de los soldados ni cuando sus declaraciones fueron desafortunadas y desastrosas. ¿Fue un error? Puede, pero hagamos que se quede en eso, en un error que se puede subsanar como todos en esta vida. Todos podemos cometer fallos en ese sentido (y como muestra un botón, porque mira que yo titular esta serie como “Diarios de guerra” ¡También tiene delito!)  El problema es que los de siempre se lo creyeron, porque les gusta el ambientillo, y desde entonces andan agitando el avispero en busca de vete tu a saber qué. El problema es que si seguimos alimentando a la bestia el día menos pensado el ruido que oiremos por la calle no será el del camión de la basura, ni siquiera el de la máquina de desinfectar. Oiremos las orugas de los tanques y entonces si que lo tendremos todo perdido porque habremos desenterrado el HORROR  (así, en mayúsculas).

Pero calma, hay solución. No olvides que esto no funciona así, nuestro mundo ya no debe funcionar por la fuerza y por la ley de “el que tiene el garrote más grande”. No hagas mucho caso a los descerebrados que campan por las redes (a este que escribe tampoco). Piensa que si no te gusta como lo hace este gobierno hay una solución fácil, en las próximas elecciones no lo votes y todos en paz. Hemos gastado muchos años de evolución social y llenado piscinas olímpicas de sangre para conseguirlo. No lo desperdicies, por favor.

Y recuerda, si millones de años de evolución, guerras, pestes, cataclismos, hambres e incontables desastres no han podido con nosotros tampoco va a poder hacerlo este bichejo y mucho menos los lunáticos empeñados en que acabemos matándonos entre nosotros. Hazme un favor, no sigamos la senda de los insensatos que ven en un levantamiento militar una salida. Merecemos mucho más que un nuevo episodio de desangramiento entre hermanos. Paciencia, saldremos de esta por las buenas.

A media asta.

Publicado: 19 abril, 2020 en actualité...

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Allá por el 16 de julio de 1945 se provocó  la primera explosión nuclear de la historia, experimento Trinity le llamaron a la salvajada. A partir de entonces en el Nevada Test Site, (en las llanuras de Yucca, Desierto de Nuevo México) se realizaron la mayoría de los ensayos nucleares de Estados Unidos que acabaron en la enorme barbaridad llamada Hiroshima y Nagasaki. Aquello debió de ser bastante pintoresco porque como  no se conocían demasiado los efectos de la radiación sobre las personas se tomaban muy pocas precauciones, más bien aquello era considerado un espectáculo. Un poco de crema solar, una cesta con sándwiches para el picnic y  unas gafas de sol por lo de la luz cegadora y hala, a tomar unos  cuantos Grays de radiactividad. Por entonces era normal que en esas pruebas los soldados se pasearan cantando bajo el hongo nuclear para “ver qué pasaba” mientras el público asistente comentaba el hongo nuclear igual que nosotros hacemos con las palmeras de los fuegos artificiales. Y así fueron las cosas que hasta le llegaron a costar la vida al mismísimo John Wayne, el pobre se encontraba rodando “El conquistador de Mongolia” en un desierto cercano. NO se si será por eso o no pero el caso es que nueve personas de ese rodaje, incluido el durísimo vaquero, enfermaron de cáncer y fallecieron.

¿Escarmentaron entonces? Pues no  creas, te cuento;  Desierto argelino, 25 de abril de 1961. El ejército francés organiza unas maniobras militares y lanza una “bombita” para “Estudiar los efectos fisiológicos y psicológicos producidos en el hombre por el arma atómica”. Pero en esta especie siempre se puede ir un poco más allá en cuanto a la estupidez, prueba de ello tenemos el experimento Orenburg del 14 de septiembre de 1954. Ese día se cuenta que una multitud de más de 45 mil soldados se dirigieron hacia la zona. Los civiles de las aldeas cercanas ignoraban por completo lo que pasaba hasta que oyeron un BOOM enorme. Nunca sabremos cuanta gente murió a consecuencia de aquello.

Está visto que nos gusta hacer experimentos con nosotros mismos porque otra cosa no me explico con esto de levantar el confinamiento para enviar a los congéneres a ir a producir como las gallinas en las granjas, con el consentimiento de los sindicatos por aquello de “el que calla otorga». Todo eso  cuando todavía no hemos bajado de centenares de fallecidos diarios y no sabemos siquiera cuantos contagios tenemos porque seguimos sin hacer pruebas masivas. He llegado a pensar que esto no es más que un experimento en el que nosotros somos las cobayas, como cuando a las bombas atómicas.

Llámame cortito pero no acabo de ver cómo es que no puedo reunirme con diez o quince personas para despedir a un ser querido y cerrar la herida psicológica y acabo en un vagón de metro con decenas de personas para ir a trabajar  todo el santo día para después llegar a casa con el miedo a haberme traído algún “souvenir” que ponga en riesgo a mi familia, que ya lleva más de treinta días encerrada para “aplanar” una curva” que ya resulta sospechosa ya que los números y las gráficas se pueden modificar a voluntad si eres tú quien maneja los números.

Por lo visto no se le ha ocurrido a nadie por Moncloa pensar que esto no trata de contentar a las grandes fortunas porque si arrancamos demasiado pronto volveremos a la casilla de salida y todo este esfuerzo, todas estas muertes no habrán valido para nada. Igual será que ni los políticos aduladores ni los mega empresarios presionadores se han dado cuenta de eso  porque andan enfrascados en transformar la política nacional y la lucha contra el virus en un irrespetuoso circo a pesar del dolor que sentimos.

Nuestros políticos, de todas tendencias y colores, parece que se dedican a tirarse trapos sucios a la cara o acercarse a los Hospitales para hacerse la foto de rigor acompañados de la ocurrencia del día ¿Tan poca sensibilidad les merecen los ingresados, los que pierden la vida y los profesionales que están todo el día a jugándose la vida intentando matar elefantes con tirachinas?

Venga, va, que seguro que eres human@ y en algún momento se te ha hecho este confinamiento largo, largo como la cuaresma o la cuarentena o lo que sea esto. A mí si, la verdad. Vale que siempre hay algo que hacer y muchas veces parece que tengamos la “agenda llena”, que si fabricar pan, que si salir a aplaudir, los deberes del cole, el teletrabajo (quién lo tenga y no le toque salir “a currar” o algo peor). Seguro que a pesar de todo en algún momento te has levantado a dar unos golpecitos al reloj, para ver si se ha parado o para ver si lo podemos achuchar un poco. No lo niegues, esa sonrisa te delata.

Pues ahora tu imagina como podía ser todo si en lugar de estar encerrado con tus seres queridos, en casa, lo estuvieses a solas con “la bestia”. Ese sujeto que no mujer-atentisima_franquismo.jpg.jpeges más que un error en tu vida, alguien que aparentaba ser un príncipe azul y no llega ni a rana de charca. Alguien que le prometía una vida feliz hasta que creyó tener falsos derechos sobre otra persona. Pero claro, cayó en la trampa y salir de ella era difícil, tanto que acabaste por asumirlo y confiar en que se pasa todo el santo día en el bar y cuando vuelve está como una cuba tanto que aguantas los insultos y los golpes porque “cambiará y volverá a  ser el mismo”. En el fondo sabes que lo que te dicen los que te queremos es verdad, no va a cambiar nunca y nadie merece aguantar el desprecio de nadie y menos todavía del ser de inframundo en el que se convirtió Pepe.

Imagina lo que debe estar pasando Mari, la pescadera. Hoy me ha venido a la cabeza y no me atrevo a teclear nada en el whatssap, por si “el innombrable” le 016intercepta la conversación y ocurre como aquél día en en que se enteró y el día después la vimos, triste, detrás del mostrador con la cara hinchada «porque se había caído». Llamamos ya varias veces a la policía y siempre les dijo «que no pasaba nada», le suplicamos que denunciase, le metimos en las listas de la compra papelitos pidiendo que llamase a 016. Todo lo que sea menos mirar hacia el otro lado.  Ahora allí debe estar, en un piso de 55 metros cuadrados, mascarila 19rehipotecado,  encerrada más  de veinte días con un energúmeno que debe estar en pleno mono “post alcoholico”. Espero, de verdad que haya conseguido salir a la farmacia de la esquina a pedir una “mascarilla 19” y que unos señores vestidos de azul o de verde se lo hayan llevado en coche a comisaría. Lo merece, cualquier salvaje que levante la voz, intente humillar o desprecie al ser que eligió para su confinamiento merece verse las caras con un juez. Inmediatamente.

Pero falta que no nos escondamos, falta hacer ver que el que cruza la delgada línea entre la humanidad y la bestialidad no volverá, se ha adentrado en el bosque al que nadie debe seguirle si no es para atraparlo y meterlo entre rejas.

La verdad, esta historia no me gustaría ni habérmela  imaginado,  pero siento que hoy está 16ocurriendo en muchos hogares, puede que no se llame Mari y que no sea pescadera. Puede ser tu vecina, puede ser tu família y puedes ser tu misma. Piensa si conoces alguna «Mari», si es así has de saber que tu silencio te hará cómplice de un maltrato más, de una vida destruida más. Ahora más que nunca debemos pensar en todas aquellas que no supieron ver a tiempo que su príncipe no llegaba ni a triste renacuajo de charca y ahora están encerradas en un piso pequeño con él.

Piensálo, por favor.

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Ya ni se sabe los días que llevamos confinados y la verdad es que se siente cierto alivio al ver que empezamos a notar ya los efectos. Bajan el número de casos, mascarila 19suben el número de manías que tenemos los mortales y sobre todo, se multiplica a niveles exponenciales mi preocupación por el estado emocional de las personas que se encuentran  solas en casa y más todavía si piensas como lo estarán pasando todas aquellas que llevan veintipico días encerradas con su maltratador. Espero que puedan poner el bozal a las fieras y si no, ya sabes, Llama al 016 o sal a la farmacia y pides una «Mascarilla-19», el confinamiento ya es suficientemente duro como para tener que aguantar a «la bestia»¿No crees? Hazlo por tí y por los tuyos, con luchar con una pandemia ya tienes suficiente.

Estoy seguro que después de esta vamos a salir todos en romería a visitar a nuestros psicólogos de cabecera porque ¿yo que quieres que te diga? Aunque nos apocalipsis797191cuentan por la tele que somos héroes, yo no me veo con capa ni nada de eso, soy más bien del montoncito tirando a neurótico pero hoy me noto tocado. Supongo que será, en parte porque ando agobiado por el martilleo de los agoreros que andan contando barbaridades de todo tipo y que acaban con la serenidad de cualquiera porque hasta para contarnos la conspiración más bizarra han llegado a tener tiempo. Esta semana he hecho un experimento por consejo de mi psicóloga de cabecera (gracias, @vanepuig ;)), dejé de ver las noticias apocalípticas e intenté quedarme sólo con los datos favorables y mira tú por donde que al segundo día todos mis síntomas estaban remitiendo. Ya ves tú que cosas ¿Verdad?. Señores de los medios conténganse porque ya andamos suficientemente desquiciados al descubrir que nuestros políticos no pertenecen a la especie humana porque si por algo se caracteriza esta especie es que cuando encontramos un enemigo común nos unimos hasta machacarlo, así ha sido nuestra evolución y nuestra supervivencia, hasta ahora.

Estos días nos enseñan su verdadera cara porque es que ni perdiéndose vidas por miles intentan aparentar un poco de decencia. TODOS intentan sacar algún tipo rui-rio-lider-de-la-oposicion-en-portugal-psdde rédito a todo esto, no les importamos nada y si quieres que te diga la verdad siento una envidia terrible de Portugal, donde el jefe de la oposición si se declaró abiertamente dispuesto a ayudar al gobierno a salir de esta en lugar de jugar a las trampas, las amenazas y el equívoco. Eso sí, el Gobierno portugués también parece centrado en salir como sea sin que le importe tanto la imagen que va a quedar después sin siquiera mentar nada de pactos “para luego” en los que intentar colar algún tipo de argucia. Igual es que yo no entiendo de esto, pero no creo que sea el momento para grandes pactos filosóficos para unos, engañifas para otros.

Pero es que por aquí somos así, en lugar de intentar sacar esto adelante, que lo estamos consiguiendo pero sólo gracias a los que se juegan la piel y a los que se quedan en casa, parece que nos hayamos quedado en los reproches y el “si yo mandase…” en lugar de asumir de una vez por todas que estamos en un barco que se hunde y aquí o achicamos todos o nos vamos a pique. ¿Tan difícil es de entender? Pues por los corrillos políticos parece que no entra.

Me alucinó ver como “los del diccionario” ya van más allá de la agitación en las redes sociales, ya se han pasado a proponer alegremente un golpe militar aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y lo que es peor, nadie ha colonpuesto esta vez el grito en el cielo, mal asunto. Pero bueno, dicen que “mal de muchos…” También otros han llegado a proponer que los trabajadores esenciales debieran no pagar impuestos estos días. Ya sabemos que en populismo todo vale pero la verdad es que no lo veo ético. No quiero colgarme medallas que no me corresponden pero mi sentido común me dice que aunque me hayan declarado trabajador esencial y lleve yendo al trabajo toda esta pandemia no se me hubiese pasado por la cabeza algo así como no pagar impuestos, igual por falta de práctica. Llámame tonto pero seguro que todos preferimos pagar nuestros impuestos ahora más que nunca, para que con ese dinero se pueda comprar el material que necesitan nuestros verdaderos héroes, los que día a día luchan con “el bicho” sin medios porque se los escatimaron pero claro de eso ellos no entienden porque siguen intentando aprovechar la situación para llenar de nuevo el saco. Nada nuevo bajo el sol.