En Zapatillas de Andar por Casa.

Últimamente, las conversaciones sobre la estabilidad política parecen estar teñidas de un tono sombrío, al final verás tu como los adivinadores van a tener razón y en nada nos per seguiremos a pedradas. La guerra en Ucrania liándose, el genocidio de Gaza, las ganas de guerra de Trump, los anuncios de nuestra ministra de defensa y ahora Trump anunciando baños de sangre como Cleopatra en leche de burra. La verdad, parece que estén intentando que normalicemos lo imposible, igual ya hace tiempo que andamos inmersos en la Guerra de Gila y no lo sabemos. No hay nada como hablar, hablar y hablar para que después no nos venga de nuevo. Al fin y a la postre nos tratan como a cualquier NPC y eso que los que acabamos pagando el pato siempre somos los mismos que acabamos perdiendo la vida, sin comerlo ni beberlo.
En U.S.A pintan bastos y ya se sabe que si los americanos estornudando todo occidente se resfría, lo copiamos todo, siempre para mal. Las advertencias sobre un posible caos en el país han resonado en los medios, especialmente con ese señor de pelo raro, Trump, “sugiriendo” como Al Capone, Vitto Corleone y compañía que las urnas podrían desencadenar disturbios si afectan los resultados electorales de 2024 y de eso sabe un rato largo Con llamar a los amigotes bisontes del último asalto al congreso ya casi tenemos las bombas termo nucleares, el escenario postapocaliptico de Mad Max, la escena final del planeta de los simios y todo eso.
Últimamente en USA, igual que por aquí cualquier resolución judicial como la reciente del Tribunal Supremo de Estados Unidos apoyando al Gobierno de Biden sobre la retirada de alambres de púas en la frontera levanta ampollas y acaba en el archivo de cositas que tirarse a la cara más adelante. Y en una sociedad en la que, como la nuestra en la que la mezcla de extremismo tuitero, polarización, tribalismo social y cultural, y la difusión de teorías conspirativas a granel, entre otros dolores, acercan peligrosamente a darnos de palos. Lo que es abono para amiguetes de Vox y otros grupos extremistas que ven la violencia como un medio para provocar un cambio radical fácil, rápido y efectivo.

Si, ya se que no es martes pero es que eso de procesar un gafe mayor que los de martes y 13 es bastante costoso. Y es que como en las películas de miedo el ‘supermartes’ ha dejado a Donald Trump proclamando su victoria en las primarias demócratas, arrasando en casi todos los estados. Solo Vermont parece que no haya sucumbido al embrujo del señor del pelo naranja y ha votado a Haley. ¿Qué le hemos e hacer? Aguantaremos con el estoicismo de Marco Aurelio el que Trump intente meter las narices de nuevo en la Casa Blanca. Que el universo nos pille confesados.

Parece que fue ayer pero ya han pasado cuatro años desde que las elecciones en USA acabaron con un asalto al Capitolio sacado de Mars Attacks, y ahora, en noviembre, Estados Unidos se prepara para un nuevo asalto si es que antes no nos ha caído el meteorito – hay días en los que pienso que ya va tardando-. Veremos si aparece de nuevo el MinoBufalo y sus amigos para agitar la fiesta En una esquina Donald Trump, con el respaldo del partido republicano, y en la otra Joe Biden, actual presidente y decano comedor de helados.

Una verdadera lástima, con la retirada de Nikki Haley no solo se pierde la esperanza de un poco de cordura entre estos dos sino la casi seguridad de la llegada de la primera mujer presidente en USA porque Trump se perfila como el claro favorito para la próxima carrera hacia la Casa Blanca lo que viene a ser lo mismo que 2/3 de presidente. Por desgracia, en el partido demócrata no se han dado cuenta de que Biden no se sostiene, literalmente, y que puede que el hombre olvide que es el presidente de un momento a otro. Mucho me temo que presentando al octogenario no hacen más que ponerle en bandeja el triunfo a Trump. Y si, llámame cenizo pero estaremos condenados. Esta vez todo ha cambiado. Vivimos en un mundo peligroso, un mundo distinto, un mundo crispado, con guerras a punto de irse de las manos, con amenazas, al borde de la hecatombe. Los votos decidirán entre susto o muerte, entre un bombero torero o un señor que no sabe que sus días buenos han acabado, capaz de fallar su discurso con un helado en la mano. Pero bueno, parece ser que es la esperanza, lo que nos queda para intentar no volver a las fiestas de Maralago.

Nikki Haley ya ha aceptado que los resultados son inamovibles, un mazazo para la esperanza de ver una mujer como presidenta de USA y un golpe para los que creíamos que la pesadilla Trump había acabado. Parece ser que no y lo peor, no creo que el mundo esté preparado para otro terremoto.