Archivos para septiembre, 2022

Desesperados con Meloni

Publicado: 27 septiembre, 2022 en actualité...

El lunes por la mañana nos desayunamos con una de esas noticias que hacen que se te agrie la leche del café. Hasta los cereales parecían amargos. Los resultados en Italia nos llevaban a dar adentrarnos un poco más hasta el cuello en esta ciénaga inmunda en la que estamos metidos. Si es que, hijo mío, entre Putin, “los mercados”, que ya no podemos ni comprar comida decente, desastres varios y ahora esto de verdad que ya va apeteciendo que el cohete ese de la Nasa desvíe el asteroide de tal manera que nos acabe cayendo en toda la cocorota.
Vale, la extrema derecha se ha adueñado de Italia (bueno, digamos las cosas por su nombre, el fascismo ha vuelto a Italia) y veremos como salimos de esta en una Europa desquebrajada que parece paralizada como un gato de escayola mientras se nos va hundiendo el barco. Ha llegado ‘ la Meloni” pero también como ha llegado ya a otros países de Europa, cada vez con más fuerza Hungría, Suecia… y no vayas a pensar que por España somos inmunes que a este paso va a ser cuestión de tiempo el que nos camelen también. Pero claro, con el recuerdo de Mussolini, lo de Italia parece más grave. Algo peligroso está ocurriendo. ¿Verdad que queda raro que los italianos hayan decidido descolgar al Duce de la gasolinera de Milán? Tenemos un serio problema y mirar hacia otro lado haciendo ver que no existe no va a solucionar nada, a los monstruos hay que combatirlos antes de que crezcan demasiado y se nos zampen.

Lo que parece ridículo es que ahora todo el mundo vaya rasgandose ahora las vestiduras al ver a Meloni sonriente por haberse llevado el gato al agua. Ella, que vino a hacer un cameo con VOX con su discurso equivoco, trasnochado y lleno de bilis. Pero de sorprendente tenía poco, no creas lo que te van diciendo por los medios de comunicación, igual son ellos los que la han aupado allí. Te dirán, otra vez, que en Italia no saben votar o que nosotros, el vulgo, somos unos inconscientes porque, claro, la culpa siempre es de los otros. Nada de eso, nos condicionan a hacerlo. Me explico, si los medios de comunicación se pasan el día dando altavoz a los que pregonan la barbarie, al final la cosa va calando como la gotita de agua que acaba perforando la piedra. Si un vocero suelta una barbaridad queda en eso, en una sandez, pero si después la repiten muchos y algunos pseudo-intelectuales la venden bien envuelta y con lacitos acaba colando. Si es que ya lo decía Goebbels “una mentira repetida mil veces acaba siendo verdad”. Además, si te paras a pensar que la inmensa mayoría de los medios están en manos de unos pocos y que tampoco es que los públicos presenten mucha batalla… ya me dirás tú quien puede formarse una opinión imparcial.


Pero ni siquiera eso sería lo más grave. Párate a pensar porqué la gente se vuelve loca y vota fascista, aunque en el fondo sabe que es como tirarse piedras a la cabeza uno mismo, es como ser clavo y votar al martillo. Si, exactamente, estamos ya muy cerquita de repetir el escenario de cuando subieron los totalitarismos del siglo XX, faltos de ilusión, desesperados y sin demasiada perspectiva de mejora. Necesitamos esperanza, necesitamos creer en que prosperar es posible y que el esfuerzo vale la pena, que viviremos mejor. Y en lugar de eso se pasan los días taladrándonos y diciéndonos que vamos a acabar peor que en el gulag, que viene la madre de todas las crisis y que el mundo va a explotar de un momento a otro por obra y arte de un loco con ansias de grandeza. Todo eso mientras vemos que solo los ricos ven que les bajan los impuestos, justo ahora que debiéramos tener más claro que nunca lo de la función distributiva de los impuestos para que el que más tenga contribuya un poco más, equitativamente, para que nadie se ahogue. No es comunismo bolivariano, es justicia y empatía.


Nos minan la moral para evitar decir que están desbordados, para no tener que admitir la derrota del que no ha hecho nada. El discurso del derrotismo ha calado bien, sobre todo entre la gente joven que intenta trabajar pero no le llega para tener un proyecto de vida y que encima sabe que tampoco va a tener una vejez digna. Puede que no sea verdad, pero ese es el discurso que nos ha llegado y las consecuencias son claras. ¿Cómo quieren ahora que no se marchen ahora las masas con los cantos de sirena? ¿Realmente tiene la culpa el que votó desesperado o los que lo llevaron a ese estado? ¿Quién es culpable, el que se suicida o los que lo inducen?

Ociosos

Publicado: 6 septiembre, 2022 en actualité...

Me parece que ya empieza a sonar Amaral con aquello de “No quedan días de verano” o hasta si me apuras el Dúo Dinámico con “El final del verano”… Resignación. Los días ya van acortando, vamos abandonando el paseo marítimo y poco a poco la rutina irá llenando los días. En unas semanas este verano pasará a engordar la lista de recuerdos. Espero de todo corazón que sean unos buenos recuerdos, imborrables. Yo por lo menos lo he intentado, aunque, más a menudo de lo que quisiera me ha tocado volver a pensar en los asuntillos porque, claro, estamos de vacaciones pero no acabamos de desconectar. ¿Verdad?

Pues mira, igual vamos a poder tener más tiempo libre para no acabar de desconectar nunca. Según se va leyendo por ahí va cuajando la idea de recortar la jornada laboral o incluso acortar la semana (permíteme que lo dude). Así, de buenas, la idea puede resultar genial pero si te paras a mirar un poquitín desconfiarás como muchos. Quieren que trabajemos menos para que produzcamos más. No se trata de preocuparse por nuestra salud o intentar que nuestras familias parezcan eso, una familia o de que llevemos una existencia un poco más humana. Sólo pretenden que les engordemos más la producción para que así, ya dicho sea de paso, aceleremos el sistema perverso que nos da dinero a cambio de nuestro tiempo de vida. Si te paras a pensar no estamos haciendo más que entregar horas y horas de nuestra existencia en una rueda de consumo, muchas veces inútil, que se retroalimenta y que hace que cambiemos algo volátil y artificial como “el parné” por algo irremplaçable como es nuestro tiempo de vida. Hay que ver como me ha dado el sol en la cocorota, ¿verdad?

Volviendo a lo de reducir la jornada para tener más tiempo. Tal y como lo venden es como si les debiéramos algo, como si nos “concedieran” momentos libres en NUESTRA propia vida. ¿De verdad hemos llegado a un punto en el que nuestros momentos de descanso han de ser concedidos por otros? Igual eso nos pasa porque no llegamos a entender en que el ocio no consiste en no ir al trabajo, en que es algo necesario para nuestro equilibrio mental, que ya anda tocadito, en que es un valor preciado en sí mismo.

Cada vez tenemos menos tiempo libre y el que tenemos anda contaminado y lastrado. Si es lo que estás pensando, la tecnología tiene bastante que ver, todo el día acariciando pantallitas, pero también el que estamos tan acostumbrados a hacer setecientas cosas al mismo tiempo que trasladamos eso a nuestro tiempo libre y nos sentimos culpables si no “hacemos algo”. No cabe en nuestras cabecitas postmodernas que igual el tiempo no se gasta sino que se pasa y nadie nos enseña nunca a apreciar el placer ese que encierra el hacer “nada”, sentarse a mirar las musarañas mientras cae la tarde y damos un poco de paz al cerebro. ¿Te acuerdas?

Empezamos temporada, la décima. ¿Quién lo diría? ¿Seguimos adelante?