Archivos para noviembre, 2012

         Yo no sé pero últimamente hay días en los que envidio hasta la vida de mi mascota, un periquito al que llamamos Cookie. Si te paras a pensar, la vida de Cookie es bastante más sencilla y placentera que la nuestra aunque reconozco que el lastre de vivir en “semilibertad vigilada” ha de pesar muchísimo. Pero pensándolo bien, los mundanos mortales vivimos últimamente en una especie de Gran Hermano en el que como te muevas no sales en la foto o se encargan de decorarte el cráneo con unos lindos chichones, así es que no se que va a ser peor.

        El pobre bichejo ha de preocuparse en hacerse entender si se le acaba el alpiste o el agua y juro que lo hace con más insistencia que un inspector del fisco siempre que a este mísero carcelero se despista y le escasean las viandas. Lo hace mucho mejor que algunos de nosotros que moriríamos de inanición antes que reconocer que tenemos problemas de subsistencia y necesitamos ayuda de un semejante, por lo menos Cookie se acerca caminando o volando y reclama picoteándote persistentemente la testa si hace falta.

      El animalito no entiende de los problemas sociales, laborales, económicos y de esos espantos vario s que nos hemos inventado los humanos. Digo que nos hemos inventado los humanos porque, ¿no será la nuestra la única especie que paga hipotecas o plazos de todo tipo hasta la muerte o más allá? Aunque de verdad, no estoy completamente seguro de si existen dos especies humanas y que una de ellas se ha encargado ya de degradar, humillar y vejar tanto a la otra, la nuestra la de los “parias curris”. Como decía ya no tengo muy claro si pertenecemos a la misma especie o si esto forma parte de la evolución, de la selección natural tipo Darwin, creo que igual los Neardentales eran un grupo de hipotecados y desempleados que fueron extintos por los Sapiens que en realidad eran los políticos, directivos de teles públicas, tertulianos de TV, banqueros y tiparracos por el estilo. Como no queda nadie para contárnoslo vete tú a saber. Yo lanzo la idea, al aire, por si cuela.

     En estos días me paro a pensar si la mitad de nuestros agobios son necesarios o esto sólo es una forma de masoquismo, de autoflagelación masiva, porque hace falta ser masoquista para vivir en el estado de estrés acuciante y perenne en el que nos procuran esta mundana existencia. ¿Hace falta complicarse la vida tanto para vivir? ¿por qué hacemos caso de gentes como el Sr ex bigotudo que antes de ayer abrió otra vez la boca para subir el pan con un discurso rancio y repetitivo? No digo si acertado o no, sólo que es ya una especie de mantra, igual el suyo que el de casi todos nuestros parlanchines que llenan los telediarios con sus palabras deslumbrantes, grandilocuentes, hormonadas, cicladas pero vacías de contenido, puro escaparate. Aunque esta vez el señor vigoréxico creo que no ha calculado bien la frenada, esa aseveración tan rotunda, tan suya de que los nacionalistas son malos gobernantes podía volverse en su contra, siempre tan nacionalista español como es él.

      ¿De verdad no podemos simplificar un poco nuestro “Way of Life”? La respuesta a estas preguntas, para muchos sería un SI rotundo, más grande que la Catedral de Burgos o que un aeropuerto construido con subvenciones, seguro. Pero después seremos incapaces de pasar a la práctica sin que nos perdamos, o nos pierdan, en una utopía impracticable porque simplemente, somos así y necesitamos complicarnos la existencia, a lo megalómano, estilo faraón, a tutiplén.

     Necesitamos creer que no podemos vivir sin todos esos chismes y artificios aunque reconozcamos, sin llegar a ser Luditas, ¡no nos pasemos!, que muchos de ellos no hacen más que dificultarnos la llegada a fin de mes e incluso nos aminoran nuestras capacidades de autosuficiencia, nos hacen dependientes, como nos sugirió un tal J. J. Rousseau (bueno, también él fue en cierto punto un hipócrita, mentiroso, sobre todo con respecto a sus hijos), esta reflexión cobra especial importancia sobre nuestras devastadas finanzas con la proximidad de las compras navideñas. Necesitamos ofrecer nuestras almas como sacrificio a los Dioses Bankios (aunque después cumplan al pié de la letra con el «Principio de Bankímedes»  que formuló F. Grande),  como sea, al precio que sea. Necesitamos creer al primer mercachifle mesiánico que nos vende cualquier artificio político para así perpetuarse en su chollo y seguir viviendo sin dar un palo al agua. Y así podíamos estar hasta mañana. No estoy proponiendo la tontería de ocupar la primera cueva que veamos, entrando estilo “patá a la puerta”, desahuciando al oso que pueda morar en ella al estilo banco insaciable y plantarnos a vivir dentro estilo cangrejo ermitaño. Sólo estoy proponiendo que nos sentemos cada uno sobre la primera piedra que veamos, al más puro estilo “El Pensador” de Rodín y recapacitemos sobre como podemos simplificar nuestra existencia, en como podemos quitarnos la espina profunda que todos tenemos, la losa que no nos deja respirar y veamos que podemos vivir sin ella. Si conseguimos desprendernos de la más pequeña de ellas habremos conseguido un poco más de felicidad. Aunque no lleguemos al extremo de San Juan Bautista o cualquier asceta yogui, que tampoco es cuestión.

      La idea es descubrir que existe la felicidad más allá de lo que nos venden nuestros políticos, de lo que nos financian nuestros banqueros o de lo que nos evangelizan nuestras religiones. No propongo la vuelta a la gruta pero sí la simplificación de nuestras vidas, mimimalismo estilo Zen, la búsqueda de un poco de sosiego. Preocupemonos de lo que creemos necesario, identifiquemos que es y luchemos por ello, sin caer en la gran falacia de la falsa austeridad esa que nos han endosado, el resto son accesorios y en estos tiempos en los que nos han vendido este gigantesco timo disfrazado de crisis, los accesorios son lastres que no siempre podemos llevar encima, porque nos pesan.

Aznar: ‘Los nacionalismos generan grandes líos y problemas

El principio de Bankímedes 

 Estamos acabando el mes y la verdad, ya empieza a extrañarme mucho no encontrarme con las luces navideñas, la Navidad del Corte Inglés (de normal cuando aún íbamos en manga corta), iluminaciones carísimas en las calles, sonidos navideños, panderos, sonajas y cuchufletas por el estilo, sé que suena a Ebenezer Scrooge pero no, en serio, no soy así aunque algunos años lo he parecido. ¿Será verdad que la Navidad va a volver a lo que fue?¿Será posible que las grandes máquinas de sacar dinero nos hayan devuelto las fiestas a las personas? Igual, en el fondo, se han dado cuenta de que cada vez tienen peor eso de sacarnos los cuartos a los mundanos andantes callejeros que ya estamos desplumados y por tanto, no tienen interés en grandes campañas navideñas. De momento, de los grandes referentes navideños, sólo la Lotería ha sacado tímidamente su anuncio en el que notamos en falta al señor alopecia de otros años, eso sí no se acuerdan de decirnos que este será el último sorteo libre de impuestos,  y se dice que Freixenet este año no va a sacar en sus reclamos a personajes famosos y mega pagados. ¿Les habrá llegado ya, igual que a nosotros la tan manida y tenebrosa austeridad a sus carnes, avanzando estilo La Nada de “La Historia Interminable”? Igual ya se han percatado de que están tirando el dinero en grandes campañas publicitarias y se han dado cuenta que no podemos gastar más porque no tenemos, porque nuestras entidades de crédito ya no nos quieren prestar ni un pañuelo de papel cuando estornudamos, porque las telarañas que nos quedaban en la caja de caudales ya las hemos vendido como atrezzo para el último Halloween. Estamos tan escuálidos que hasta nuestro siempre ocurrente gobierno ya ha “perpetrado” la idea de regalar el permiso de residencia en este terruño por la compra de una vivienda de 160.000 euros, así, al estilo detergente Dixán años 80, ¿Es usted un mafias del tres al cuarto? Pues por la compra de una casa le regalamos el permiso de residencia, oiga! ¿Y a los honrados inmigrantes pobres?De Guindos por supuesto que lo niega así que al viernes lo veremos en boca de Soraya. Ni que decir tiene que esta medida me parece un desvarío digno de bebedor de Absenta o de enorme descerebrado que no sabe como acoger a todas las mafias del universo orbe y si lo unimos a la “ideíca de los casinejos” de Mr Adelson, la amnistía fiscal o más aún la prohibición de pagos en efectivo superiores a 2.500 euros, pues nada, el resultado va a ser que este país va a convertirse en la Isla de la Tortuga segunda edición en cuestión de meses, mafiosos varios tanto del este o del lejano oriente, matones sudamericanos, clanes de droga, extorsionadores de ruleta y angelitos con oficios similares… Vamos que podemos tener el lote completo.

Pero bueno, volviendo a lo nuestro, que creo que ya estoy desvariando un poco, me parece que si olvidamos por unos momentos las causas, ya sé que son inolvidables para unos muchos millones de españoles, esta situación podía incluso ser ventajosa para los que nos confesamos amantes de la Navidad, pero de la Navidad antigua y clásica, el que se olviden un poco de nosotros todas esas superficies comerciales que nos venden sus fiestas de derroche y gastos que acaban inflamándonos las meninges hasta el punto de parecer “El Grinch” en un ataque antinavideño.

Para mí, la navidad puede y debe ser mucho más sencilla, sin tanto paripé, a lo “antigua usanza”, días de reuniones familiares, de desconectar móviles y de centrarnos en lo verdaderamente importante que dejamos pasar todos los días sin que parezca importante. La Navidad es también añoranza por los que no están, reencuentros estilo “El Almendro” y reagrupaciones varias de clanes, con la consecuente alegría de la DGT que se podrá sacar la extra en multas. Como veréis, en mi lista de cosas navideñas no están las compras, el aparentar lujo y boato ante los cuñados, creo que ya soy pobre hasta en deseos! Pero veo que no, que muchos de nosotros pagaríamos por un retorno a la sencillez, a la paz, al calor de la familia, a unos días de tranquilidad que nos permitan recargar las pilas, y no de mala baba, aunque puede que a veces ocurra. ¿No es cierto?

Ahora seguro que mañana catará el gallo y veremos que efectivamente, la Navidad ha llegado al Corte Inglés, nos lo contará cualquier famosete, y que una vez más, un año más, nos van a abocar a gastar lo que no tenemos, a cambio de lo que sea, a quemar lo poco o nada que nos queda para, como siempre, organizarnos unas fiestas a su gusto, siempre a su convinencia, y por supuesto, muy por encima de nuestras posibilidades, haciendo que los que no compartimos su idea de las fiestas se nos pinte como aguafiestas infames antinavideños que no nos afectaríamos aunque nos visitasen los fantasmas de todas las navidades presentes, pasadas y futuras juntos y bailando la Tarara.

 

Un día después de la Huelga, aunque admito que en el momento en el que estoy redactando esto aún no han acabado los últimos momentos del día y se sigue intentando acampar delante del Congreso, propongo que hagamos reflexión, pero yo no voy a hablar de cifras, ni de seguimientos. ¿Para qué? Creo de verdad que las cifras quedan en eso, cifras y por experiencia puedo atreverme a decir que los números son tan sufridos como que los sindicatos dirán que la han secundado tropecientos millones de personas y milantamil entidades que se han solidarizado y no se han dejado amedrentar por el poder establecido. Y mientras, el gobierno, impasible, impertérrito, indolente, dirá que nada, que eran cuatro monas ociosas, unos orcos descerebrados, mal trabajadores y anti patriotas (esto último porque está de moda) pudiendo demostrar los dos que dicen la verdad. Mi reflexión es otra, vamos a ver si me sé explicar.

Creo que estamos hasta las narices de que cada convocatoria, cada manifestación se vean versiones corregidas y aumentadas de las mismas barbaridades. Sindicatos enormes, maquinarias gigantes, inoperantes, que piensan únicamente en seguir viviendo en su cueva de Alí Babá, ya que es la única forma de mantener su abultada estructura. Sindicalistas que no respetan el derecho a trabajar, recurriendo a la violencia si se tercia o no. Patronal que no respeta ni, lo que es peor, conoce el derecho a la huelga de sus siervos, digo siervos porqué algunos de ellos, la inmensa minoría por suerte, creen que viven en tiempos pretéritos amenazando a sus empleados con algunos de los males del infierno si levantan su voz, aprovechando el drama social en el que estamos inmersos, aludiendo al manido mantra de siempre “como tú tengo mil que cogerían tu trabajo”.

Hasta ahí lo de siempre, pero últimamente tenemos un factor nuevo, las “fuerzas del orden” que cada vez recurren con mayor frecuencia justamente a lo contrario a eso, al desorden que alguna vez ellos mismos provocan, consiente o inconscientemente, como pretexto para repartir leña. Parece que les gusta sacar la cachiporra para Zas! Ahora sacudo a un chaval de 13 años, Zas! Ahora un periodista, Zas! Ahora un antisitema (añadase todos los casos que se le antojen, seguro que alguno se dió ayer), aunque sé que no, que en realidad puede que un noventa por ciento de ellos no disfruta con la bestialidad troglodita, son unos “mandaos”, cumplen ordenes de los siniestros de siempre, aquellos que no son capaces ni de admitir su inoperancia como buenos “defensores de sus electores”. Aquellos que no han sabido defender ya no solo los derechos, ni el bienestar social, ni la tranquilidad pública, sino que hablamos ya de hasta la vida física de sus gobernados Aquellos a los que parece que no les importamos un pimiento ya que siguen alimentando con rescates a podridas entidades que han abusado del derecho, como ya se han dignado en ratificarnos en Europa, para seguir haciendo su negocio mientras interpretan el sainete en el que dicen preocuparse y sentarse a redactar una solución cuando son conscientes de que ellos forman parte del problema. Aquellos que hoy no han tenido la decencia ni la dignidad de aparecer ante los medios de comunicación para intentar explicarnos su visión de los hechos, por estúpida que nos pareciese, en lugar de eso nos han enseñado la cara a la que nos tienen acostumbrados los últimos años, esto es la misma canción que ya empezó a verse en gobiernos anteriores, no nos equivoquemos. Esa cara, la del silencio, la del vacío y la de la represión violenta, casi dictatorial.

Así no vamos a ningún sitio si no somos capaces de romper el guión establecido, estoy seguro de ello. Ellos seguirán apretando, los parias seguiremos aguantando, siempre la misma canción. Pero aunque cambien al director de la orquesta creo que al final seguiremos bailando la misma danza, eso sí, con la firme esperanza puesta en que al final el disco de la vieja gramola se rallará aunque sea por desgaste, aún así valdrá la pena decir aquello de “tócala otra vez, Sam” ¿no creen?.

 Hoy me cuesta un poquito más ponerme ante el folio en blanco pero la verdad es que tengo algo nuevo que contaros. Desde la venida del pequeñín al mundo todo ha cambiado, espero que para mejor. Creo que sé lo que quiero y todo! Antes de esto, no entendía el mundo como una sucesión de “metas volantes” hasta llegar a la meta final, me sentía como el corredor sin equipo que ha de “currarse” toda la etapa hasta el final (sé que no era así porque os tenía a vosotros) pero ahora, ahora todo es distinto. Tengo un objetivo nuevo por el que batallar, tengo un jefe de filas al que ofrecer mi trabajo para que sea él quién obtenga la victoria de etapa. Quiero que este tierno infante tenga un horizonte mucho más sensato que el que tengo delante de mi rostro actualmente. Hoy les voy a proponer, directamente, una carta abierta a nuestros pésimos orates, gobernantes, aspirantes y resto de personajes que se encargan de desbaratarnos la vida en cada momento. Si os parece bien manifestadlo y se la intentamos hacer llegar.

Apreciados señores:

Díganme si no es como para tirarse al monte estar viviendo una etapa de recortes aparentemente sin sentido para los recortados, porque ustedes, los recortantes, tienen muy claro lo que buscan. Díganme si no es intolerable hacernos comulgar con ruedas de molino vendiéndonos que arrasar en cuestión de minutos con los derechos que nos ha costado siglos adquirir puede ser realmente por “nuestro bien”, al más puro estilo madrastra de cuento de hadas. Señores, aunque nos pongan un infame ministro de Cultura, no somos tan zotes como para no recordar a Orwell con su “Rebelión en la Granja”, son ustedes como el cerdito Napoleón y sus secuaces y claro, usando el refranero castellano, les prevendría de que “a cada cerdo le llega su San Martín”. Y ya que hemos mencionado a Orwell, les diré que esa solución tipo “1984” y el Gran Hermano (no me refiero al de T5, aunque algún iletrado diputado no conozca otro ni le importe un comino intentar documentarse al respecto) de pacotilla que nos orquestan no les va a funcionar, simplemente porque la prohibición, la presión y el acogotamiento general no es el estilo de democracia que nos deben, a no ser que planeen, igual va a ser eso, sustituirla por otra un tanto más “light” hecha a medida para ustedes.

Su nivel político es tan ínfimo, miserable, rastrero que les llega incluso a la magnitud de intentar “entretenernos” con una tragedia juvenil que supongo no hubiese sido más que una noticia en primera plana un domingo el los periódicos, en otro contexto, pero que (y quítense de una vez la máscara), a ustedes les interesa magnificar el suceso para llegar a proponer la enorme y populista sandez, Ana Botella dixit, de impedir las “macrofiestas” que sus propios compinches organizan para mayor aborregamiento de las masas. ¿Nadie le puede explicar a esta señora que el tan manido verbo prohibir no es el que debiera conjugar?. Propongo que conjugue ese verbo que ni usted ni su camarilla conocen, me refiero a “dimitir”, ya que bajo su gobierno se ha producido un evento que no fue capaz de controlar con todo su abultado, costoso, desproporcionado pero “austero” aparato y que ha costado víctimas mortales, máxime jóvenes (con lo concienciado que ando yo ahora con el tema de los púberes).

Volviendo al hilo de la cuestión, no nos perdamos por los cerros de Úbeda, lo de la fiesta fue un accidente trágico en el que creo que por supuesto de han de depurar responsabilidades hasta donde nuestra justicia lo permita, pero tenemos una tragedia de magnitudes épicas que están ustedes ocultando a costa de lo que sea y de la que se están valiendo para sembrar el pánico y el desconcierto entre todos nosotros, es la tragedia cotidiana del paro, de los “nuevos pobres”, de los suicidios por pura desesperación, de la ausencia de escrúpulos de los hipotecantes que reciben dinero nuestro para que sigan apretando a las familias que en muchos casos engañaron con SU consentimiento, el de ustedes que alentaban el gasto, no lo olviden ni un momento, al igual que tampoco han de olvidar las muertes y dramas sociales que están ocasionando recortando pensiones, medicamentos, ayudas y todo tipo de paliativos al desastre social que ustedes, con su sadismo disfrazado de “austeridad” nos están proporcionando en grandes cantidades. Si señores, esas muertes debieran recaer en su conciencia y les digo una cosa, como muchos de ustedes son creyentes confesos por medio de la exhibición de tejas&mantillas, les diré que Dios les hará pagar por ello, no lo duden. Buf!, parezco San Vicente, ¿no?, pues igual me quedo corto!.

Su ínfimo nivel nos ha llevado a hacer peligrar hasta la unidad nacional, no creo que sea una solución ideal lo del desmembramiento pero, ya sea por una rabieta, una “pasada de frenada” o por lo que sea, que no viene al caso, una parte de este país ha considerado la secesión como solución al desgobierno de pandereta, destartalado que cultivan nuestros gobernantes actuales y que sembraron, en justicia no lo olvidamos, los anteriores. Ahora bien, no voy a seguir por esa senda porqué no creo que sea ni el momento ni el lugar de ponerse a hablar de independentismo o anexionismo, solo les pido que no se metan ustedes estilo Ulster, por favor, que de barbarie y sangre derramada ya tenemos bastante en este pedazo de planeta.

Señores, creo que ahora me autoproclamo, sin ningún tipo de legitimidad, en portavoz de las grandes mayorías, los seres normales, incluyendo esas que alguno de ustedes alaban porque creen inocentemente que se callan. Si les digo que ya no tenemos ninguna fe en ustedes ni en sus métodos, no creemos en el cuento alemán, no creemos que vayan a ser ustedes la solución de nada si son parte del problema. No queremos que nos hagan víctimas de una vuelta a los tiempos de “Una Princesa en Berlín” de Arthur R.G. Solmssen o si prefieren algo más comercial, de “El Invierno del Mundo” de Ken Follet. Utilizo este ejemplo porque frívolamente podríamos hacerlo ver como una hostil “venganza Alemana” y no quiero pensar ni por un momento que así sea. Pero, no olviden que si repiten las mismas fórmulas no se asusten si obtienen los mismos resultados y ya vamos por la parte de la fórmula en la que la plebe (nosotros) nos estamos desesperando y nos acabaremos yendo con el primer iluminado que nos prometa pan y trabajo, aunque sea bajito y lleve bigote. Parece agorero pero den un vistazo a Grecia, den…

Creo, de verdad, que su insensibilidad nos va a llevar a la perdición, si es que no estamos ya perdidos, y hoy les digo, de todo corazón, que no estoy dispuesto, mejor dicho, no estamos dispuestos a que sigan ustedes robándonos nuestra ilusión, nuestras esperanzas y peor aún, con lo que no vamos a tragar, es que jueguen con el futuro de nuestros hijos (y créanme que hoy estoy muy concienciado con el tema de nuestros vástagos).

Personalmente me permito prevenirlos al respecto, si no quieren que esto acabe en una noche toledana, pónganse a trabajar, no les pedimos más que algo que nosotros, los gobernados, tenemos en abundancia pero que creo que ustedes no conocen, HONESTIDAD y SINCERIDAD. Honestidad para ponerse a trabajar con todas sus fuerzas y colaborar en una solución para los que les mantenemos y no en una solución para seguir estafándonos con remedios que solo benefician a ustedes y que buscan mayor lucro personal y perpetuarse en el poder, al más puro estilo república bananera, porqué eso es en lo que se están convirtiendo ustedes, unos bananeros. Y sinceridad para reconocer sus pecados y decirnos, así, a la cara, sin artificios, que no son ustedes capaces de sacarnos de este hoyo en el que nos han metido y que consecuentemente van a desaparecer como lo que son, una mala pesadilla en mitad de una noche de tormenta.

Por último, permitanme recordarles, y recordarnos a nosotros mismos, que ustedes son nuestros representantes, interpretes de una función que les hemos encomendado nosotros, los ciudadanos y nosotros, únicamente nosotros, podemos y debemos retirarles este mandato si lo consideramos conveniente. Parafraseando aquello que uno de ustedes dijo hará un par de semanas, “una mayoría me puso y una mayoría me puede quitar”. Están maltratando ustedes a esa mayoría… por tanto, recuerden a Julio Cesar, ¡Guárdate de los idus de Marzo! Aunque igual, dado el nivel intelectual que demuestran en cada Consejo de Ministros, en cada pleno, comparecencia  o en cada meeting tampoco sabemos de qué hablamos, ¿me equivoco?