No, no es una tragedia.

Publicado: 28 febrero, 2023 en actualité...

El otro día nos levantamos con una noticia, otra más, otro fracaso colectivo como sociedad, 60 seres humanos perdían la vida en el mar, cerca de Calabria. 60 historias truncadas al buscar un futuro mejor. Resulta irónico, perder la vida buscando justo eso, una vida digna. Persiguiendo lo que para nosotros resulta legítimo, una existencia digna, pero se les niega a todos aquellos que no han tenido la suerte de nacer por estos barrios. Pero bueno, ya no son noticia, ya nos han inmunizado contra las imágenes de niños como Ayllan, (¿recuerdas? Si, el niño aquel que apareció flotando en una playa de Turquía y que podía haber sido cualquiera de nuestros hijos – no, no pondré la imagen porque todavía se me parte el alma en dos cada vez que la recuerdo- ). Aquella imagen nos partió el alma, si es que la teníamos, pero ya parece que hayamos olvidado todo, igual que olvidamos cuando se nos moría la gente a la puerta de Europa, en un lodazal y no fuimos capaces más que de «vender» aquellas personas a Turquía a cambio de que «no molestasen». Ya no son más que un rinconcito en los periódicos o un titular rápido que olvidaremos en dos días como ocurrió con el Aquarius y toda aquella gente que llegó a puerto, desembarcó y sigue inmersa en un laberinto de papeleo. Es el pan nuestro de cada día en esta sociedad que hemos creado, sin corazón y miope, muy miope.

Pero no, no es una tragedia, ni por asomo. Nos han dicho que es una tragedia en la que se han perdido 60 vidas, como tantas se pierden en el mar y no nos enteramos. No es una tragedia porque no es más que un reflejo de lo votado, de lo que en realidad se ha elegido. El hecho de que los servicios de recate no hicieran nada “porque había mala mar” no es fortuito. Italia, Europa, el mundo entero sabíamos el programa de la Ultra Meloni. Resulta un tanto hipócrita dejarlo todo en “una tragedia” y desentenderse, olvidarlos y lavarse las manos como Pilatos cuando si podemos responsabilizarnos, si podemos protestar contra un gobierno, contra una forma de hacer política que cuesta vidas, muchas vidas, más allá de los mares, si, pero también dentro de nuestras fronteras, también cuando se nos intenta convencer de que la subida del SMI proporciona una vida digna más allá de la miseria (80€ que se diluyen en la comprar semanal de alimentos para la familia) o cuando nos dicen no entender porqué nuestros jóvenes, hartos del presente y del futuro que les espera contemplan autolesionarse o el suicidio pero no se hace nada por aumentar la dotación psicopedagógica de los colegios, aunque les dimitan equipos directivos en institutos como el de Mislata, impotentes ante el hecho de que 15 alumnos presenten conductas suicidas.

Pero claro, resulta cómodo decir que hablamos de tragedias, porque la tragedia quedará en lo fortuito, porque así continuaremos en nuestro letargo de responsabilidades, seguiremos dormitando hasta que la tragedia nos llegue a nosotros

Elige tu propia extinción

Publicado: 21 febrero, 2023 en actualité...

La verdad es que entretenidos si que estamos. Te juro que dudo muchísimo que a Buñuel se le hubiese ocurrido un guion tan surrealista como lo que estamos viviendo estos días, ¡si es que no sabemos ni como va a acabar el mundo!. No nos quejaremos sólo tenemos que empezar a elegir, como en los libros aquellos de cuando eras pequeño en los que llegaba un punto en el que te decía “si vas hacia arriba pasa a la página 7, si sigues recto avanza a la 73”. Ya sabes “Elige tu propia aventura” Seguro que has leído alguno.

Que si el asunto de los globos chinos sobrevolando USA como los Zeppelin alemanes. Si te paras a pensar, ¿no parece un tanto burdo el asunto? En plena época de los satélites van y se ponen a espiar al prójimo con unos globos, a la vista de todo quisque. Bueno, no sé si será verdad o no, pero si hasta el Gobierno de Estados Unidos ha dejado caer entre risitas lo de la hipótesis alienígena, muy serio no parece. Aunque en Pekín haya caído bastante mal el asunto. Ellos que parecen poco dados a las bromas y andan recelosos se han puesto a charlar con «La madre Rusia», nada bueno puede pasar.  En fin, una vueltecita de tuerca más en la tensión entre USA y China, al final Aliexprés no nos mandará los paquetes, porque no quedará mundo al que enviarlos. Sabes, yo opto por esta, versión hombrecitos verdes, siempre resultará más vistoso. Veremos si viene Will Smith y se lía a mamporros con los aliens de los globos.

O también puedes elegir a Corea del Norte y sus engendros a lo doctor malvado de los comics. Otra vez, otro petardo enviado al mar del Japón entre risas de Kim Jong Un y todos los que le rodean. Un día de estos se equivocarán , lanzarán un cacharro de esos, caerá en mitad de un paso de cebra en Tokio y se va a liar. Esta semana poco les ha faltado con el experimento de los misiles balísticos. Japón ha protestado y la comunidad internacional se ha puesto un poco de perfil. Al final se va a coger la justicia por su mano (igual con razón). Ya tenemos  servido otro escenario de esos de muerte y destrucción.

Aunque igual la cosa estará en Europa, si, aquí justo, con la guerra ucraniana. Resulta que Rusia continúa en sus trece con la barbaridad, no hay manera de hacer razonar a Putin, pero, oye, ¿te has parado a pensar que ya nadie habla de paz en todo esto? ¿Te has dado cuenta de que cada vez se continúa alimentando más y más la pelota de la industria más rentable del mundo – la armamentística? Resulta que decimos que Putin se dedica a hostigar y armarse más y más, pero ¿No estamos haciendo lo mismo escuchando y armando más y más cada vez a un Zelensky que ya no habla de poner fin a la barbarie? ¿Nadie ha pensado que los misiles, los aviones y los tanques valen un dinero que se nos está quitando de pensiones, sanidad o ayudas sociales? Si, razón no le falta porque si la salvajada tiene un nombre seguro que se llama Vladimir, pero también es verdad que si continuamos por este camino al final cruzaremos el límite y no se podrá controlar.

Al final todo nos lleva al mismo punto, elijas la puerta que elijas acabarás en el foso de los cocodrilos. ¿Qué pretenderán con tanta tensión y amenazas? ¿Qué carguemos con todo? ¿Qué aceptemos cualquier yugo, por temor? -Eso siempre ha funcionado a lo largo de la historia de la humanidad- Pero lo que parece inevitable que nos están montando el apocalipsis a la carta ¿o quizás no?

¿Y quién maneja mi barca?

Publicado: 14 febrero, 2023 en actualité...

Corría el año 1983, eran otros tiempos, todavía se oían de fondo las sirenas de las manifestaciones en las que los grises repartían los mamporros propios de un régimen que no acababa de desaparecer, todavía queda bastante por andar en el camino de la democracia, todo estaba tierno y el Naranjito asomaba aún por los carteles publicitarios de un mundial que acababa de finalizar, un mundial que según dicen, colocó a España en la lista de los países civilizados – Nunca lo creí, y más ahora que eso me obligaría a apuntar en esa lista a Qtar pasando por alto tantas barrabasadas a los Derechos Humanos- ¿Qué le tenemos que hacer?. Bueno, que me voy por las ramas, llegó el día del festival de Eurovisión y apareció Remedios Amaya, descalza, con un “out-fit” que haría que algunos se sacasen los ojos. Cantó la Barca y enmudecimos, todavía recuerdo estar en la habitación de arriba con mi tia, mi hermano y un tele pequeñaja en blanco y negro, una Elbe. Nos quedamos como en estado de shock porque, claro, eso del arte flamenco no era tan conocido ni valorado como ahora o porque era muy niño, ¡yo que se! Y por lo visto no fuimos los únicos porque empezaron las votaciones y no dejamos en ningún momento aquello de “Spain ZERO Points”. Un rosco, la primera vez que se recordaba un rosco en el Festival de Eurovisión. España entera se traumatizó.

Han pasado muchísimos años y oye, que el otro día vete a saber porque el “Algoritmo” de Google que a todos nos gobierna me tiró a la cara el videoclip de aquella actuación -Gensanta, que mal se veía la tele entonces y que poco nos quejábamos-. Presté atención a la letra y ya te digo yo que más acertada que ahora no podía estar. Propongo fervientemente que la volvamos a presentar, seguro que no quedábamos con “Zero Points”.

Pues resulta que Remedios Amaya se pasaba toda la canción preocupada porque no sabía quién manejaba su barca, que navegaba a la deriva… ¿No te da la impresión de que tampoco es que tengamos nosotros hoy en día muy claro el timonel? Un gobierno enzarzado en guerras internas que anda casi bloqueado por sus rencillas y por sus ansias de desmarcarse los unos con los otros ahora que se acercan las elecciones y hay que exhibir méritos. Resulta comprensible que llegados al momento de empezar a pedir el voto cada componente de la coalición tenga que dejar claro que no es lo mismo que su socio porque caso contrario nadie le votaría por aquello de “si son lo mismo; ¿para qué he de votar al sucedáneo?” Pero me parece que tampoco es muy decente abandonar el barco y dedicarse a azotarse los unos a los otros porque, claro, los que acabamos pagando el pato somos los de siempre.

Con el comportamiento que llevamos viendo estas semanas en la ley del “Sólo si es si”, con las declaraciones, con los ademanes, desplantes y «zascas» entre los miembros del mismo Gobierno no es que parezca que exista un rumbo y un timonel precisamente. Las navajadas traperas han tomado Moncloa y en la calle, los que acabamos pagando el pato siempre, empezamos a sentir cierto abandono más todavía si a pesar de lo que nos dicen e intentan la “clase media” cada vez es menos media y los potentados van encendiendo puros con billetes de 500. Se empieza a oír a Remedios Amaya y su “A quién maneja mi barca, que a la deriva me lleva”, ¿Lo malo? Que no se yo que viendo el percal de lo que se ve al otro lado tenemos otra alternativa.

Antes que nada quisiera deciros que si, que sigo vivo. No me he muerto, ni espachurrado ni nada. Quería anunciar mi “no óbito” y pediros disculpas por mi desaparición, nada, circunstancias del guión. Algunos habéis preguntado si me había ocurrido alguna cosa o si había cerrado el blog, así, a la francesa. Si te he visto no me acuerdo y todo eso. No, no era mi intención lo de callar y cerrar, aunque muy a punto he estado. Tan a punto como que te confieso que conservamos el dominio por eso de que siempre te dejan unos días de gracia. De todas maneras, hubiese sido un poco radical eso de largarse, sin más, después de más de doce años pegando la tabarra.
Bueno, son cosas que pasan. Un día estás bien y el siguiente no te queda humor ni para saludar al del café. Un día, te salen las letras y el siguiente sientes verdadero pánico a eso de juntar unas letras. El coco, que suele hacer malas pasadas a pesar de que los gurús de la moda dicen que somos lo más, nos lo hacen creer a base de frasecitas motivadoras pero a nadie se le ocurre pensar (porque está demodé) que la vida no tiene por qué ser wonderful, que hay momentos para todo, buenos y malos, que no siempre se es ganador, que esto no es más que una sucesión de todos ellos y oye, si no tienes malos momentos, ¿Cómo vas a apreciar lo bueno que llega?.
Te juro que no, que no soy precisamente al único al que le ha dado “la bajona” y si a eso le juntas un panorama desolador en un país plagado de ansiolíticos en el que once personas cada día “cierran el blog de su vida”, para siempre y que no suele ser fácil encontrar a un profesional que te ayude tirando de la polea para salir del pozo porque los dirigentes se empeñan en que nuestro sistema de salud mire hacia otra parte (circulen, circulen, aquí no hay nada que ver) se empeñan en lo del “happy flower” y en esconder un verdadero problema pues hala, sal como puedas del pozo al que todos nos hemos asomado más de una vez, aunque lo neguemos. No me malinterpretes si te digo que igual que se hacen campañas para concienciar en los accidentes de tráfico, se deberían hacer también para visibilizar a las víctimas del malestar psicológico. Son más del doble, y encima te cruzas con ellas cada minuto en todas partes, sin sirenas, sin carreras, sin triángulos de advertencia ni carreras anuales para ponerle freno..
Igual deberíamos aprender a vivir con ello, a no mostrar sorpresa y aceptar eso, que la vida es mucho más que aguacates, unicornios y frases bonitas, pues no, esto no es una película de Disney, aquí ala mínima el león se zampa a Pumba, no va de cañas con él precisamente. Hay veces que la vida golpea, y muy duro. En esos casos comportarse como los Osos Amorosos no ayuda mucho, todos tenemos derecho a sentirnos mal, parar, tomar aire y seguir. Que si, que hay días que dejas de escribir como dejas de hacer muchísimas cosas. A mi me ha dado por estarme calladito y aislado hasta vencer la presión que supone sentarme ante las teclas, a otros les da más fuerte, hasta por olvidarse de respirar. Soy un suertudo, lo somos todos los que nos levantamos todos los días con la esperanza de seguir en la brecha, a pesar de no saber que nos deparará el destino. Es la emoción de la vida ¿Seguimos?

Un Gobierno que hace aguas

Publicado: 13 diciembre, 2022 en actualité...

Cada vez que husmeo por ciertos periódicos me encuentro con la misma cantinela “! Este gobierno hace más aguas que el Titanic!” Para esta gente parece que esté todo mal, muy mal, puede que razón no les falte, pero de ahí a esa querencia rara que tienen algunos de sentarse en una silla de enea a ver arder el mundo se va bastante.
Pero, vamos a ver, ¿Qué esperabas de un Gobierno de coalición si ya empieza a oler a elecciones? Si, también creo que el Gobierno de un tiempo a esta parte da una impresión de ir cayéndose en pedazos. Puede que sean cosas mías o de que algún medio me haya contagiado esa imagen, pero eso de ir dándose puñaladas traperas entre los partidos de la coalición no es que ayude mucho. Imagina, si el espectáculo grotesco de auto-oposición que vemos a diario lo hacen en público no quiero ni pensar que será el Consejo de ministros, la imagen del domador de leones en la jaula seguramente quedará en nada. Personalmente no aceptaría ni una taza de café de mi compañero de mesa, no vaya a ser que sea pariente lejano de Lucrecia Borja y acabe guardadito en una caja de pino. Yo me imagino ya que la mesa del Consejo empezará a parecerse un poco a «La balsa de la Medusa», nada, cosas mías
¿Qué está pasando? Para que ahora todo sean prisas, carreras y anuncios grandilocuentes Pues oye, yo tengo mi propia teoría, verás; Seguro que entre cabezadita y cabezadita allá por el mes de Julio has visto alguna vez el Tour de Francia, pues bien, se produce una escapada y varios ciclistas se apoyan entre ellos para dar el hachazo, abrir hueco y dejase atrás al pelotón, a pesar de ser de distintos equipos o de ser rivales directos en la general, ¿verdad? Se ponen a dar pedales como locos, se van dando relevos y parecen tan amigos. Pero de repente llega un momento en el que todo cambia, empiezan a mirarse con malas caras y a pensar como deshacerse del otro, ese momento se vuelve más patente conforme va llegando el final de la etapa. Aparecen los intereses de cada uno, todos quieren ganar la etapa, reciben ordenes de sus directores para que el equipo se lleve la jornada y todo se rompe, empiezan las hostilidades y las estrategias. Pues igual va y lo que ocurre en nuestro Gobierno es justamente eso, se empieza a ver a lo lejos la línea de meta y claro, todos quieren ganar las elecciones. Así es que más no vale armarnos de paciencia porque el sprint final todavía no ha llegado.

Una vez más, gana la banca

Publicado: 29 noviembre, 2022 en actualité...

Hay cosas que de verdad no entiendo sin pasarle el filtro ese de “Piensa mal y acertarás,” de verdad. Me explico, estábamos Paco y yo comentando al respecto de las ayudas a las familias necesitadas que se ha sacado el Gobierno de la chistera y decíamos que hace falta, muchísima falta porque andamos todos fatal, no nos llega ni para comer y encima no hacen más que amenazar y augurar que nos va a caer encima la de Cristo es rey. Con ese panorama de verdad que cualquier ayuda que puedan ofrecernos es poca, pero cuidadín, no vaya a ser que al final las ayudas acaben transformándose en una pesadilla que hunda más en la miseria a los ayudados. En eso de pretender una cosa y acabar consiguiendo lo contrario ya andamos curtidos y no está el horno para bollos porque con toda la sinceridad, creo que va siendo hora de darse cuenta de que para demasiada gente ya se ha tocado el límite, y sobrepasado incluso.
Paco, ya lo he dicho mil veces, trabajó en el “sector financiero”, vamos, jubilado de banca cuando se dieron las primeras turbulencias, me decía que una vez más, como siempre. En esto acabará ganando la banca. Puede que tenga razón suele tenerla, y me explicaba café en mano, que las ayudas con las hipotecas consisten básicamente en endeudar más a la familia para proteger el cobro de la banca. Me quedé ojiplático. Empezó a contarme que si voy ahogado con los gastos, que si no puedo pagar X, porque bastante tengo con intentar dar de comer a la prole mientras me siembran en pánico taladrando con vaticinios horribles y entonces aparece el banco como si fuese una aparición mariana, diciéndome que le pague menos per durante más tiempo rápidamente le daré dos besos y lo invitaré a merendar, seguro. Pero con el paso del tiempo me iré dando cuenta que en realidad me han tomado el pelo, como le voy a pagar durante más tiempo, le pagaré intereses durante bastantes más años (carencia) y al final habré pagado mucho más al banco de lo previsto. El banco habrá ganado más dinero conmigo y yo seguiré arruinado porque claro, si se rebaja la cuota digamos en veinte euros, pero la inflación sigue cada vez más y más asalvajada esos veinte euros (y si solo fuesen esos…) los voy a gastar en dar de comer a la familia. ¿Resumen? Que no se habrá más que alargado la agonía y que la banca se lo habrá llevado crudo otra vez, más cobros por intereses garantizados con una hipoteca que no les va a costar un duro modificar porque en el mismo Decreto se dice que al notario se le pagan 30 euros y al Registro 20 (ya te digo que no llega ni para costear el papel, aunque acabarán pagando el pato por querer «forrarse con la desgracia de otros» o algo así) que, con los gastos que se invente la “gestoría del banco” por supuesto acabará pagando el “ayudado”. ¿No está mal el negocio, verdad?
Al final parece ser que, una vez más, al final de la partida acaban ganando los de siempre, da igual si tenemos un gobierno de izquierdas o de derechas porque en el fondo parece que todos sueñen con su sillón mullidito en el Consejo de Administración, o eso que les debemos algo porque, recordemos que ellos nos deben dinero, muchísimo dinero de cuando al rescate y todo el cambalache que sufrimos. ¿No hubiese sido más efectivo intentar recuperar algo para ayudar de verdad a las familias necesitadas? No te voy a hablar de palabras mayores y gruesas como quitas, Nuestros políticos no son capaces ni de pensar en ello no vaya a ser que muerdan a “la voz de su amo” porque así está el sistema. Hay muchos políticos decentes, estoy seguro de ello e incluso conozco al algunos, te lo juro. Pero la jugada no va de eso sino de algo más viejo que la tos, los poderosos cada vez lo son más a costa de los desfavorecidos y claro, en esa rueda los políticos dignos acaban aplastados por la vorágine de un sistema pervertido que acaba perjudicándonos a los de siempre y una vez más, gana la banca.

Balones de sangre

Publicado: 22 noviembre, 2022 en actualité...
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Ya nos dicen aquello de “Poderoso caballero es don Dinero” y una vez más van y tienen razón. Está visto que el “vil metal” todo lo puede, tanto como para que por aquí en occidente nos olvidemos de todo lo que nos ha llevado a considerarnos una sociedad civilizada y nos hayamos abrazado a un régimen que ni sabe lo que son los Derechos más básicos ni tienen intención de documentarse al respecto. Aunque sepamos que nos están ofreciendo un «remake» de Diamantes de sangre o nos hayamos aceptado, una vez más, una historia de dolor y muerte, como las del cobalto o el coltán. Qué más dará, algunos han hecho su agosto en mitad del desierto y nada más importa. ¿No?
Poco nos ha valido aquello de que hayan muerto multitud de personas trabajando en régimen de semi esclavitud (unas 1500 personas según dicen, aunque nunca lo sabremos) para construir unos campos de futbol que no son sostenibles porque ya me dirás tu como podremos mantener el césped ese tan verde y mullidito en mitad del desierto y más aún en un país donde eso del futbol no es que tenga demasiado arraigo que digamos. Ya verás, ya… en un par de años lo que tantas vidas costó acabará peor que la Expo de Sevilla, acabará abandonado y soterrado por el desierto, en el mejor de los casos. Supongo que no quedará en la consciencia de nadie tanto sufrimiento de personas gastado para que durante un mes veamos unos partidos de futbol de unas selecciones que, supongo que, en su gran mayoría, no entienden que narices hacen jugando un mundial en noviembre y en mitad del desierto. Igual por las altas esferas de la FIFA saben algo. Un dato, Infantino (el presi) vive en Catar con un sueldo de dos millones, ¿casualidad? Si lo es, tambien es mala sombra y si no lo es, menuda desfachatez.
Los mandamases de la FIFA, los mismos que parece que se hayan olvidado de todos los derechos de las comunidades LGTB+ porque se suman a aquello de “donde fueres haz lo que vieres” y eso de prohibir parece que les haya gustado. Resulta chocante que una institución moderna y civilizada amenace a los capitanes de las selecciones con una tarjeta amarilla en el caso que se les ocurra llevar el brazalete arcoíris para hacer ver algo que ya sabemos porque hasta el régimen Qatarí lo admite, con naturalidad “el diferente molesta” y advierte que se han de respetar las costumbres locales. Menos mal que no es costumbre comerse crudos a los niños.
¿Lo chocante? Que no nos importa. A pesar de que hayamos protestado (tibiamente) y de que nos rasguemos las vestiduras diciendo que empatizamos con los que no son “clones de la norma”. A pesar de que nos ofrezcan una ceremonia de inauguración un tanto hipócrita intentando maquillar lo que ocurre en un país donde la inmensa mayoría de la población malvive como puede mientras unos pocos son las mayores fortunas del mundo y se pueden permitir mantener la Edad Media permanente, el baloncito ha empezado ya a rodar en mitad del desierto y el mundo aplaude, como hipnotizado, cada gol de sus selecciones, aunque esos goles estén teñidos de sangre e injusticia. Parece que nada cambia, también en la antigua Roma morían los gladiadores en los «shows» patrocinados por los emperadores, todo sea por el espectáculo y por distraer a las masas, ya sabes «panem et cirsenses» .

El Estallido

Publicado: 8 noviembre, 2022 en actualité...
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Cuentan en los libros de historia algo parecido a que un buen día hartos de aguatar el ver como unos no tenían con que alimentar a la prole mientras otros vivían en la opulencia y el fasto. Los desarrapados marcharon hasta donde los monarcas y la liaron tan gorda como que acabaron las cabezas de los de las coronas en unos canastos de mimbre. También cuentan que allá en Rusia, donde hacía frío, llegó alguien y reunió a los mismos, a los que estaban pasándolas canutas, y acabaron “calentando” a los zares… y así podemos encontrar innumerables aventurillas en las que a las gentes se les hincharon las narices y se hartaron de vivir en este valle de lágrimas mientras otros empalmaban fiestas y más fiestas en su cara. Puede que en un país en el que trabajar de sol a sol no te asegura nada y en el que según Cáritas seis millones de familias -el 31,5 % de los hogares en España- no cuentan con un presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas esa música debiera sonarnos pero no, aquí no sucede nada, todos continuamos creyendo esa falacia de que la pobreza no nos alcanzará porque somos «clase media» y hacemos bueno aquello de nuestros antepasados cuando volvió FernandoVII, desengancharon los caballos y se pusieron a gritar «que vivan las cadenas». Nada, barbaridades que se le pasan a uno por este cerebro medio enfermo que llevo puesto dentro del cráneo.
Ya no sé qué pensar, pero a veces me salta a la cabeza Antonio Machado cuando decía aquello de “Nuestro español bosteza. ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?” Pienso si no tendrá todavía razón y se me hiela la sangre. Quizá sea que andamos todos un poco atrofiadillos o puede que, por suerte, nos hayamos civilizado un poco y ya no nos atrae tanto el tema de hacer rodar cabezas. No lo se, pero cuando sale el tema Paco, en el café, siempre dice lo mismo; “A nuestros abuelos esto no se atrevían a hacérselo” ¿Tendrá razón? Seguramente. Ellos la hubiesen liado parda, pardísima.  en una «discusión» de esas que intenta ningunear  un tal Feijoo con la solemne barbaridad de dejar una guerra civil con miles de muertos y una sangrienta dictadura de 40 años en una mera “discusión de los abuelos” Debiera salir alguien de su partido a explicarle un poco de SU propia historia y de paso contarle que lo de banalizar la historia, reducirla al absurdo para que «pasemos del tema» es una táctica tan vieja que no cuela y encima ofende a propios y extraños.
¿Qué nos sucede? Igual estamos un poco idiotizados, saturados, mega DESinformados, como distraídos en miles de noticias cada una más horripilante que la anterior, inmersos en la vorágine, en las sandeces de gentes como Ayuso y sus “ayusadas”, en las previsiones que hacen los ricos y los perpetuos anuncios del fin del mundo, demoledores, de los que dicen que nos van a sacar de una debacle financiera que está por llegar.  Ruido, nada más que ruido que nos impide pensar, como cuando alguien está toda la tarde tocando los platillos a nuestro lado.
Puede que se trate de eso, de crear ruido, mucho ruido para que nos estemos quietecitos, para que no nos acerquemos a su palacio, para que no molestemos y que no tengan que enviarnos a “comer pasteles” como cuentan que dijo María Antonieta. Estruendo atronador para mantenernos en este estado de acogotamiento en el que parecemos inmersos. Igual no saben que al final, con tanto ruido, nos volveremos sordos y entonces esto desembocará en una revuelta de los que cada vez andamos más hartos de ver como no podemos salir de la miseria de manera digna y el asunto acabará como y cuando acabe. Espero que entonces sepamos reconducir esto como hemos aprendido, sin tener que verter sangre, sin que lleguemos al estallido social. ¿Sabes? Hoy soy pesimista, creo que nos acercamos al punto de no retorno como los lemmings al acantilado, con demasiada osadía, con imprudencia, con alegría incluso después pasan cosas y nos dicen que no podían preverse o que la culpa es nuestra, por quejarnos por encima de nuestras posibilidades o algo así. Sólo falta que aparezca algún iluminando vestido de mesías, que hipnotice a las masas y que desencadene el desastre, el terreno parece abonado ¿No lo huelen en el ambiente nuestros políticos? ¿No perciben nada cuando ven que cada vez está tomando más fuerza la ultraderecha más rancia? ¿No hemos aprendido nada? Si al final hay veces que llego a pensar si no sería un tanto profético Marty McFly, en “Regreso al futuro II” cuando le dice a Doc aquello de “¿Qué pasa, Doc?¿En el futuro nos volvemos gilipollas?” Espero que no

La verdad es que llevo ya un tiempo un tanto desconcertado. Despistado, desnortado y paralizado como un gato iluminado por los faros de un coche en mitad de una noche sin estrellas. Se me nota, lo sé, hasta en el café Paco me dice que me encuentra un tanto raro, como bajo de ritmo y puede que eso sea exactamente lo que ocurre. Paco es una persona de esas que te cala de una sola mirada, le funciona hasta con los melones, Los mira y dice “este está maduro”. Nunca falla el buen hombre.
Si, tiene razón, esta vez mucho me temo que si lo que querían era bloquearnos, lo están consiguiendo a base de inundarnos con multitud de opciones que siempre acaban en algo parecido al fin del mundo. Cada cual más intrincada que la anterior ya ni sabemos si el meteorito devastador llegará del cielo, la cuestión es llevarnos al límite. ¡Os juro que llevo semanas queriendo escribir un post sobe algo y cuando parece que tenga hilada la idea… ZASCA! Te meten un golpe distinto, donde menos te lo esperas que te deja fuera de juego, y te hace olvidar lo que estabas contando. Ya te digo, noqueado y esa sensación de saber que escribes algo que ya no importa frustra, y mucho. Tanto como para llegar a pensar, muy en serio en tirar la persiana y abandonar esta choza y lo que resulta curioso es que he hablado con gente que también se sube a un cajón de naranjas en mitad de la plaza para vociferar un rato y están igual que yo, uno de ellos me dijo “Puede que esta vez nos estén logrando callar”. Espero que no pero lo que si que es verdad es que nos han acostumbrado a triturar contenido y olvidarlo a una velocidad pasmosa, sin poder llegar a asimilarlo, cerrando todo en falso.
Noqueados. Esa puede que sea la palabra, nos llevan noqueados, con una guerra medieval sin sentido en pleno SXXI que ya va por ocho interminables meses – y nos decían que sería una simple y lamentable escaramuza- que ya nos está haciendo tambalear los cimientos de una sociedad rota que andaba un tanto regulinchis después de la del COVID, del que parece que nadie se acuerde ya. Si conseguimos vislumbrar más allá de la guerra que lo invade todo (o por lo menos que sirve como excusa para todo) descubrimos que en este siglo de marras, ya pesar de que creamos que estamos mejor, nuestras mujeres continúan teniendo que recurrir al valor y la épica – a la que, por desgracia están acostumbradas después de tantos siglos de mordaza- , para que las traten como a seres humanos, me refiero a Irak y los velos, seguro que sabes que aquello continúa, que siguen “desapareciendo” mujeres pero que, como aquí ya “les ha pasado el turno” de los informativos ya parece que ni existan pero no solo allí, aquí, en este país, en tu barrio o en tu propia escalera existe una mujer que calla sus tormentos y que puede acabar siendo la próxima en esa lista de la infamia que no somos capaces de parar.
Nos ha tocado vivir un tiempo descentrado, tanto como que en Gran Bretaña hasta una lechuga es contrincante de una primera ministra, y encima le gana. Un tiempo que gira de un manera demasiado acelerada y loca como para que podamos realmente tener tiempo de pensar si lo que dicen que es la crisis abismal esa que pregonan los de siempre no será más que otra entrega del timo sin paliativos que fue la anterior pero que está consiguiendo que nos volvamos un tanto irracionales y nos larguemos con el primer extremista que nos prometa un poco de pan para comer porque hasta eso vemos ya peligrar. Después dicen que la gente está descerebrada y vota a Meloni. Curioso que cada vez sean más los descerebrados en lugares muy distintos, ¿Verdad? ¿No será que con esta aceleración y esa riada de “apocalipsis a la carta” que nos venden todos los días pretenden justamente eso, llevarnos a la desesperación e impedir que pensemos un poco? ¿No será que cada vez más y más personas se ven fuera del sistema y se convierten en outsiders que creerán a quién sea a cambio de un poco de esperanza? No lo sé, llámame conspiranoico pero lo están consiguiendo, nos están llevando derechitos al mismo punto que a finales del primer cuarto del siglo pasado ¿y sabes una cosa? Eso sí que asusta, mucho.

Mis moreras (2.0)

Publicado: 18 octubre, 2022 en actualité...

Otoño siempre ha sido el tiempo del retorno. De la vuelta a la rutina, la vuelta a casa y el retorno a la normalidad, si es que eso puede significar algo en un tiempo en el que no sabemos si mañana nos va a quedar planeta o cualquier loco desnortado nos lo habrá borrado del mapa estelar.

Llega septiembre, los días se acortan, los labradores se afanan en cosechar el arroz antes de que lleguen las lluvias, difícil este año, llevamos retraso y el cielo amenazante parece que va a descargar de un momento a otro. Hasta las nubes no son lo que eran, en otros tiempos sabíamos que si el viento venía de levante la lluvia estaba servida, ahora ni con los avisos de Aemet que se van sucediendo, podemos asegurar nada. Antes, cuentan los viejos, el pueblo se llenaba de “oncles”, personas venidas de todas partes para cosechar a mano, contra reloj, llenaban las calles y las plazas de caras y acentos desconocidos. Ya no vienen, los sustituyeron por esas enormes máquinas capaces de engullir hanegadas y hanegadas de cereal. También entonces cambiaron los otoños. Aunque lo que no cambió es el que la llegada de otoño significaba la vuelta a la vida interior, esa vida que con el buen tiempo sacábamos a la calle y que con el recorte de la luz del Sol vuelve a encerrase en casa esperando tiempos mejores. Como los mueblecillos de las terrazas.

Yo tengo un calendario un poco peculiar. Las moreras del camino del cemeterio. Ellas me indican cuando toca salir a la calle, cuando verdean, y cuando es tiempo de empezar a recoger los trastos de verano. Son los días en los que cambian su verde intenso por un marrón amarillento, introspectivo. Es cuando sus hojas empiezan a caer y nos advierten de que ya ha llegado el tiempo de los días cortos, de la maravillosa melancolía a la que, en el fondo, a todos nos gusta entregarnos de vez en cuando. La necesitamos para reorientarnos. Es importante… Te voy a contar un secreto ¿Has probado a escuchar la lluvia con el coche parado ante las moreras marrones? Y si ya le pones algo de Chopin ha de ser algo parecido al Nirvana ese que nos cuentan.

Mis árboles amigos son listos, tan listos como que se han solidarizado con los días extraños estos que vivimos. Lo saben. Algunas de mis moreras han perdido su color mientras otras permanecen verdes, confusas, igual que los tiempos que vivimos. Me cuenta un amigo que eso es cosa del cambio climático pero yo prefiero pensar que andan liadas con nuestros trasiegos y no alcanzan a entender el ansia que tenemos en autodestruirnos como especie. El problema es que el calendario es inapelable y dentro de nada tendrán que acicalarse para vernos pasar, como todos los años, cargados de flores a visitar a nuestros seres queridos al final del camino, entonces disimularán, harán como que todo está en orden, como si no fuese con ellas, pero estarán disimulando, estoy seguro.

Este año dicen que pintan bastos, puede que no haya flores para los que ya no están, son demasiados ya y no poderemos permitirnolos. Nos tocará ser fuertes de nuevo y poner la esperanza en mis moreras, en que ellas sean capaces de ganar la partida al calendario, de hacer llegar a los nuestros aquello de que a pesar de todo no los olvidamos y conseguir contagiarnos algo de su paz.