Cuando llegan tiempos de elecciones siempre pasa lo mismo. Los que están años sentaditos a la bartola se pegan por volverse populares, por ponerse la mejor de sus sonrisas «Profidén» y salir a la calle a decirnos que son los más altos y más guapos. Se transforman en una especie de nuestros mejores amigos, empeñados en ser la solución a todos nuestros males. ¿Qué les hemos de hacer? Siempre ha sido así, lo malo es que acaban aburriendo hasta a las piedras y demasiada gente encuentra en eso una excusa para no acercarse a las urnas. ¿Resultado? Nos llevamos unos sustos de muerte y acaba gobernándonos cualquier elemento. Espero que esta vez entendamos esto y no se quede nadie en la playa tomando el sol. Nos jugamos demasiado. Si nos hacemos los suecos puede llegarnos alguien que tato defiende la bondad de la caza delante de unos niños, como nos ilustra al respecto de la reproducción o se empeña en darle la vuelta al diccionario para crear significados nuevos a las palabras y justificar atrocidades pero eso sí, siempre tiene una solución decimonónica para todo.
Pero parece que esta vez el guión será un poco diferente. No acabo de entender que está pasando, parece que a todo el mundo se le ha secado la mollera . Ya sabíamos que por desgracia el nivel político anda por la altura del segundo sótano pero es que además parecen un tanto asalvajados. La fiesta todavía no ha empezado y ya tenemos montado un plató de Telecinco con toreros, periodistas poco imparciales, famosos o entrenadores deportivos. De todo menos personas que, aparentente, se vayan a quemar las cejas por sacar adelante un gobierno digno. Así es que preparémonos para el show, nos esperan semanas de Fake News del tamaño de la catedral de Burgos (las bolas de toda la vida pero dicho en inglés que queda más fino), descalificaciones, insultos, amenazas y todo lo que no debiera ser jamás la política. Nos viene una campaña en la que nos hincharemos oyendo barbaridades como la de transformar el paseo de la castellana en una calle de esas del FarWest. Imagina a todos esos “españoles de bien” paseando con su revólver con Abascal a caballo, estrella de sheriff en la pechera.
Andan tan perdidos que alguno de ellos no ha caído en que nos acercamos a unas elecciones a “Cortes Generales” no a “Generales en Cortes” y eso de juntar señores con estrellas en las listas como si fuesen cromos no es que parezca muy acorde con la idea de una democracia plural basada en el consenso (vale que siempre los ha habido desde los tiempos de Gutierrez-Mellado o que Podemos también los tiene pero, oiga, todo tiene un límite razonable). Pero bueno, compro la idea antes que esa de otorgar la «medalla al mérito civil» a todo el que se cargue a un asaltante en casa aunque sea dándole con un florero en la cabeza. De ahí a los carteles de «Wanted» ya sólo va un paso, justo ese que nos aleja del civilizado Estado de Derecho a la selva. Pero bueno, a ellos eso les da igual.
Pero el caso es que les está funcionando la estrategia porque les está saliendo la campaña gratis a base de darnos carnaza que tuitearemos sin pensar en que cada vez que damos RT a la última ocurrencia de cualquiera de estos elementos, les estamos haciendo propaganda. A este paso no van a preocuparse siquiera en plantearnos unas opciones sensatas ni unas propuestas decentes y razonables sobre cómo gobernarían para conseguir mejorar nuestras vidas. Parece que hayamos olvidado aquello de «lo que no se habla no existe» y
claro, se han crecido a base de alucinarnos con sus cafradas, tanto que nos venden de nuevo esa triada hiperderechona de toda la vida «Dios, Patria y Familia» haciendo como si hubiesen descubierto la fórmula de la CocaCola. Si esto no se remedia nos espera una larga temporada de esperperto. Declaraciones, mentiras, desmentidos, insultos, medias verdades.. ¿Tan bajo ha caído la política en este país? ¿Es que no queda nadie decente? Mejor me ahorro la respuesta, ¿verdad?