Reconozco que llevo un par de días a lo Fray Luís de León, alejado del mundanal ruido. Intento digerir lo que me ha ocurrido por estos cibermundillos de Dios (el que sea, a estas horas y a los efectos me la trae al pairo). Te cuento; Sería cosa del miércoles cuando empezaron a lloverme un aluvión de mensajes diciéndome que yo era un Bot. “Chico, pues ojalá porque eso me dispensaría de tener que ir a la compra, cocinar algo para comer o hasta de aguantar este mundo de locos en el que se ha transformado todo esto del Twitter” le dije a uno de ellos. Craso error, empezaron a darme más palo que a una estera, de verdad, empecé a pensar que se había abierto la veda y me perseguía hasta Elmer, el cazador de los dibus de la Warner (¡que viejo soy, madre mía!).
Después de intentar tranquilizar la tormenta jugando la baza de la simpatía y la ocurrencia me di cuenta de que eso no servía porque estaba apagando el fuego con gasolina porque parece que el respetable, después de tantos días de encierro, lo único que busca es sangre, como Tina Turner en Mad Max «Más allá de la cúpula del trueno» (Ya sabes, «dos hombres entran, uno sale», el Maestro Golpeador y todo eso). Me puse negro, reconozco que empleé algunas palabras malsonantes que, quizá, no estén en el diccionario de la RAE porque uno es más bien modosito y no está acostumbrado a pelear en el barrizal donde me caí de bruces. Decidí hacer como aquél, “me meto en un agujero y espero a que amaine el temporal”. Y en eso andaba cuando me dio por pensar que igual tenían razón los que decían que soy un BOT. Pero de ser verdad sería un robot un tanto imbécil porque, recopilando, unos me han dicho que soy un …. del Gobierno, otros que si soy un sicario a manos de la derechona abyecta… ¡Aclárense, por favor, que me llevan confundido! No se puede ser aceite y agua al mismo tiempo!
Igual todo viene a raíz de mi respuesta a un sujeto al que le dije que ni estaba a favor del Gobierno en lo de como llevan la pandemia ni estaba en contra porque en realidad eso ahora no importa. Cuando se está en mitad de una tormenta de dimensiones Turner poco aporta saber si el timonel es alto o bajito, barbudo o lampiño. Lo que importa es salir más o menos decentemente de la misma y después ya hablaremos de lo que se ha hecho, tiempo habrá. Ahora toca recordar a demasiados aquello de que que si el barco naufraga nos hundimos todos. Pero una cosa hay que tener en cuenta, siempre se torea mejor desde la barrera, ¿verdad?
Después de darle muchas vueltas al final he llegado a una conclusión. Cada uno es como es y esto es como las lentejas, si quieres las comes y si no las dejas. Yo seguiré a la mía, sin casarme con nadie porque nadie me paga nada y eso bien mirado siempre es una ventaja porque te hace libre. Además, como dicen en mi pueblo «al que no le guste que no mire.» Por cierto ¿sabes una cosa? Hay un libro que es todo un compendio de sabiduría. ¿Sartre, Camús, Aristóteles, Adela Cortina, Simone de Beauvoir, Kant, Javier de Lucas…? Que va! El Quijote!! En él Alonso Quijano le dice a Sancho “Ladran, luego cabalgamos, amigo Sancho!. Pues eso.
Hola Salva,
Para mí lo más preocupante de lo que comentas, es la cara que se muestra de esa mentalidad que existe… no voy a decir que existe en este país, en el mundo…
“O eres de un lado o eres de otro, o estás a favor o en contra, o piensas blanco, o negro, pero no me digas que te da igual o que ves otro color”…
y nada más, decídete o ya lo decido yo por tí….
Un abrazo y a seguir bien
P.D. Nos vamos a echar unas risas, con lo del BOT en cuanto suba de mi zulo al salón 😉
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Pues eso.
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