Dicen que “pelar la pava” es lo que hacen los que se dedican a no hacer nada, los ociocillos que se entretienen pasando el tiempo haciendo como que están ocupados en algo
pero no dan un palo al agua. Según qué ramas miremos pueden llegar a ser una inquietante mayoría, estamos acostumbrados a ellos. Pero cuentan que la expresión, allá por el S.XIX no tenía el mismo significado, se aplicaba a los enamorados. Parece ser que en la Andalucía del año de la maricastaña las criadas que servían en casa del señorito tenían entre muchas tareas la de pelar las aves que caerían en el cocido. Lo hacían sentadas al lado de la ventana, con rejas, y mira tú por donde que siempre aparecía el pretendiente con el que se dedicaban a charlar y charlar mientras eternizaban el pelado del pajarraco en cuestión. Cosas de la vida y los amores de antes.
Pues resulta ser que algo así están haciendo nuestros tortolitos. No resulta demasiado complicado imaginar a Sánchez pelando en la ventana de la Moncloa al pobre bicharraco
mientras finge, como en un concierto de «Pimpinela» ene l que dos hermanos fingían ser un matrimonio que se llevaba a matar hasta niveles épicos. Sánchez, puede que finja un enfado monumental con Iglesias, que continúa acampado a la otra parte de la reja, en plena discusión de novios de esas que igual acaban con un concierto de violines o en ruptura a lo Guerra de los Rose. Y en eso andan, en marear la perdiz, en hacer exactamente NADA en un país donde nos levantamos el otro día con un estudio del Banco de España que nos recuerda que algo no anda bien cuando se han ido recuperando los índices de antes de la crisis (precios incluidos) pero los salarios no se han movido ni un céntimo. Algo ocurre cuando los currantes no levantamos cabeza y un año más muchos se quedarán en casita a no ser que se disponga de un pueblo de los ancestros al que ir a gorrear unos días y a pesar de esto todavía seguimos destinando un triste 1,7% del PIB (la media de la UE está en un 3.8%) del gasto social a dependencia o a ayudar a la única institución que sigue funcionando en este país, aguantando los golpes de los hijos que han de volver con los padres o los recortes en pensiones, la familia. Pero nada, lo que importa es un silloncito, lo de formar gobierno y empezar a trabajar, si eso, para luego.
Parece ser que andan todos tan ocupados en tirarse los trastos a la cabeza de la forma más ridícula posible que no se dan cuenta de que existimos, de que en este país estamos entristecidos y arruinados. Seguimos rogando por que al peque no le cierren el comedor del colegio en verano mientras trabajamos
como en las plantaciones de algodón del Mississipi. Los contratos con los que se suponía podríamos salir adelante son tan ridículos que han hecho buena la frase esa que decía “Trabajar no saca a nadie de pobre”, tanto como que siguen subiendo los índices de personas que trabajan y no salen el umbral de la pobreza y así no es que no se puede ir de vacaciones, o conseguir una vivienda para construir un proyecto de vida. Así es que no se puede siquiera tener una vida diga. Hasta los veranos ya no son lo que eran ¿Te has parado a pensar que hasta Giorgie Dann parece que haya puesto la barbacoa en el Wallapop y que hasta el famoso “yate para pobres” de Amazón nos parece un lujo?.
Pero, claro, los señoritos siguen a lo suyo, pelando la pava sin importarles que ya hace tiempo que llegó el momento de ponerse a trabajar porque esto no se va a levantar solo y les elegimos para eso. Sólo un aviso para navegantes; la semana próxima será la sesión de investidura, existen serios motivos para pensar que será fallida por la incapacidad de TODOS para sentarse y hacer algo por el bien de sus electores, nosotros. Si al final llegamos a votar de nuevo o se montan una buena historia para contarnos y hacernos ver que el malvado es el otro o no respondo de la barbaridad que pueda salir de las urnas con la gente moderada de izquierdas y hasta de derechas cabreadísima. Ni siquiera el CIS podrá prever la catástrofe, el palo puede ser antológico, algunos lo saben y ya se frotan las manos. Pero ellos a lo suyo, a pelar la pava.








vecino y tu sin enterarte. En mi caso la cosa se redujo a un par de días de estancia en una casa en la que no se había previsto el que alguien llegase con tropecientas estufas, entonces claro, saltan los plomos y te quedas a oscuras, nada más que resaltar. El verdadero problema llega cuando no es cosa de los plomos, es más bien cosa del frío pelón que puede llegar a hacer en invierno y tu no puedes hacer nada para evitar que se instale en tu propia casa. La sensación es terrible, os lo puedo asegurar, desde el otro día no se me olvidará en la vida esa sensación de no saber si entras en un baño o en una cámara frigorífica.
mucho, y el “frío pobre” es algo terrorífico. Se mete por las rendijas de la puerta, en los huesos, en la mente y en la dignidad del que lo padece. Debe ser duro ver como se tirita en casa, sepultados bajo varias mantas, mientras sientes la ignorancia del mundo que te rodea. Es el frío de una sociedad que no entiende lo que puede ser la pobreza energética simplemente porque no se ve por la calle y nos suena a un problema logístico, cuestión de recibos de los necesitados con los que ya lidiarán las ONG y que se arreglará con la instauración de unas políticas gubernamentales, es decir, que pasaremos frío por los siglos de los siglos si pensamos que los que están calentitos en sus despachos van a hacer algo por remediar lo que ni siquiera conocen y que no parece importarles demasiado porque están muy ocupados en agenciarse un sillón mullido y calentito en las energéticas, para cuando tengan que levantarse del suyo.
aprovechamiento energético le saquemos. Resulta imperdonable ver que estamos pagando la electricidad a precio de oro (de las más caras de Europa) gracias a verdaderos cambalaches de las eléctricas con puertas giratorias. Y lo peor de todo es que seamos capaces de permitir el enriquecimiento desmesurado de las empresas mientras exista una sola casa helada como un iglú, en la que habita gente hipotérmica porque no tiene la fortuna de poder hacer frente a facturas hiperinfladas.
hogar quedará en una frase hecha. Lo habrá porque no somos capaces de entender la magnitud de la tragedia que padecen aquellos que no tienen con que calentar o iluminar sus casas, los que no van a ver a Ramonchu en las campanadas, ni el discurso del Rey porque la tele (si es que la hay) dejó de funcionar cuando pasó el señor de las tenazas.
verdadera ganga para otros y el factor de tener o no más dinero en el bolsillo no es siempre determinante. En la respuesta entra todo un juego de detalles propios de una economía capitalista (y ahora es cuando Adam Smith y compañía esbozarían una sonrisa de oreja a oreja). Todo vale EXACTAMENTE lo que cada uno esté dispuesto a pagar por algo dadas las circunstancias del momento y el juego de la oferta y la demanda (imagina que pagarías por la ÚLTIMA limonada fresquita en mitad del desierto de Gobi). Si nos paramos a pensarlo seriamente es el sistema el que ajusta el precio de las cosas y hace que vivamos cosas como que un futbolista cobre barbaridades mientras que a un patinador no vayan siquiera a esperarlo al aeropuerto o que un bombero no llegue ni a final de mes a pesar de salvar vidas.
en satanizarlos hablando de lo indecente de su salario o de las formas mafiosas de su funcionamiento. Si queréis que os diga la verdad, respecto de lo segundo no puedo decir nada, ni a favor ni en contra porque no he podido ser capaz de encontrar alguien objetivo que me explique el funcionamiento de un gremio que desconozco totalmente. Pero permitidme un detalle, nos vamos a cargar un sistema por orden de unos sujetos expertos en reconversiones desastrosas que nos dicen desde sus cómodos despachos que eso no puede seguir así. Y otro inciso, no se a que vienen tantas ganas de cambiarlo. Ya me ha dado por pensar que lo que se pretende es romper el equilibrio de los precios (el capitalismo y todo ese rollo que os había contado antes) para conseguir unos nuevos precios mucho más precarios que les den más beneficios a los ricos. No se, es una idea loca sobre la que podíamos debatir a orillas de una buena taza de café (una bañera llena en mi caso).
andamos confundidos y puede que hayamos caido en una trampa. Nos vemos en una paradoja bastante curiosa, Nosotros, los currantes que trabajamos por un sueldo que no nos permite siquiera salir de la calle en algunos casos, nos quejamos de que otros cobren mucho. Si te paras a pensar la cosa es casi ridícula, en lugar de aspirar a ser como ellos, a poner en valor nuestro trabajo y exigir más, intentamos arrastrarlos a nuestra miseria para que se acaben beneficiando los de la verdadera clase privilegiada. ¿No resulta hilarante?.No se, lo normal en la especie humana sería pretender aspirar a más, superarse… a eso lo hemos llamado evolución y llevábamos miles de años en ello. Pero bueno, eso es otra idea tonta de las mías.
pagando la estiba es porque consideraban que el trabajo lo valía. ¿Cómo es que, de repente, ya no vale nada? Creo que puede que haya llegado el momento de ser todos un poco estibadores y nos plantásemos hasta conseguir un nuevo ajuste en la balanza de los precios pero esta vez al alza porque si te paras a pensar tu trabajo vale mucho más dinero de lo que nos pagan por ello, la prueba es que nosotros nos empobrecemos mientras otros se enriquecen más y más cada vez. Pero claro, puede que nos hayan adiestrado para que nos contentemos con las migajas, los trocitos de pan que caen al suelo de sus mesas de comilonas.












