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Si, hoy puede que me ponga en plan agorero. Hoy es uno de esos días en los simpsonsque apetece salir a la plaza con un cajón bajo el brazo (de esos de naranjas pagadas a precios de miseria al que las cultiva, pero ya hablaremos otro día
de eso). Decía que dan ganas de subirse al cajoncito y empezar a gritar, con la cara desencajada, aquello de “¡Arrepentíosssss, arrepentíosss que el fin del mundo está cerca!”. ¿Qué porqué digo esto? Porque bien pensado este podía ser el último post que escribo, y no me refiero a eso de que la Parca puede visitar a uno en el momento menos pensado. 

No es que tema acabar entre rejas por escribir fuera de lo establecido porque al final, tal y como se está poniendo la legislación, todos vamos a obama-trumpacabar teniendo algún que otro susto. Lo que temo es que dentro de un par de días, no se si habéis caído, nos despeñamos por el barranco. En USA van a cambiar a un presidente más o menos correcto que nos hizo llorar a todos en su despedida por “ESO” y oye, sus peligros tiene. El mundo se dirige a toda velocidad a la cochambre y el salvajismo, las formas importan y las de este hombre no auguran nada civilizado y  nosotros, no vayamos a pensar que saldremos indemnes de las ocurrencias del señor del pelo raro, el “trumpazo” está garantizado en forma de Tweett diario.

Yo era de los que pensaban que no sería para tanto, que habrían dos Trumps, el de la campaña, estilo Jr en Dallas  y el otro, más moderado, para Larry Hagmanel gobierno. Después de estos días de ruedas de prensa en los que sacó a pasear su inquietante dedo devastador, ese que usó para fulminar a los participantes del RealityShow ese que montó. Después ver los vítores al Brexit y sus cuchicheos contra Merkel y la UE (igual razón no le falta) o de asistir atónito al juego raro ese de «Putin si, Putin no»  ya soy más de gritar “¡Parad el mundo que me bajo!”. Ya entiendo el pesimismo que destilaba Obama en su despedida, puede que tenga razón. La democracia corre peligro en manos de alguien que no deja preguntar a ciertos medios y se parapeta en el twitter al igual que Rajoy lo hacía en el plasma. 

Con Trump vamos a ver algo que pensabamos que no sucedería,la caida del wp-1484583748319.jpegimperio a pedacitos como si les hubiesen volado la “Estrella de la muerte”. El país que se supone más poderoso del mundo ha caído en manos de un tiparraco reaccionario hasta la médula que ha abierto las puertas a la plutocracia. Se ha rodeado de una cohorte de personajes a los que mejor dar de comer aparte; “Perro Loco” en defensa, un petrolero de la Exxon, tiburones varios en finanzas, negacionistas en medio ambiente, creacionistas y así hasta el infinito. Pero eso sí ricos hasta el aborrecimiento, en la mesa del gobierno de USA van a haber sentados señores que, en suma, superan el PIB de algunos paises.

Ya empiezo a pensar que vamos a vivir unos tiempos un tanto ajetreados. Igual deberíamos pensar en aquello del  meteorito destructor, por menos wp-1484584098687.jpegsería más rápido e indoloro y no tendríamos que soportar las gracietas de un ser trasnochado, misógino y racista pero al que han votado millones de estadounidenses, deberíamos no olvidarlo . Sólo un consejo, por si acaso, disfrutad de los días hasta la entrada del nuevo presidente. Igual va y confunde el maletín nuclear por una máquina de Jackpot de las  Vegas, usa ese  dedito regordete y acabamos como El Coyote con un detonador marca ACME. Veremos, con esta gente todo es posible, vigilen su dedo, por favor.

trump

Tal día como hoy hace 27 años caía el muro de la vergüenza, la pared que separó una nación en dos. Un 9 de noviembre de 1989 caía el muro de Berlín y Alemania volvía a ser una nación unida.

Hoy 9 de noviembre de 2016 se ha construido otro muro y no precisamente frente a México. Un muro invisible sin pared alguna. Un muro racial y étnico cuyo material principal es el odio. Un muro que hoy el republicano Donald Trump ha conseguido construir, convirtiéndose en el próximo presidente de los Estados Unidos y polarizando a la población estadounidense en dos mitades.

Probablemente, la mayoría de propuestas de teatrillo que prometió el multimillonario durante la campaña no las llevará a cabo, bien porque sean inviables o porque su propio partido y el sistema le imposibiliten llevarlas a cabo. Aunque, hay que tener en cuenta que los republicanos controlarán las dos cámaras, Senado y Congreso, que junto con la presidencia les da un poder legislativo enorme, que rompe totalmente con el reparto del poder político estadounidense de los dos principales partidos con una gran hegemonía por parte de los conservadores. Un hecho que no ocurría desde 1928 en Estados Unidos.

Muchos se acuerdan hoy de Bernie Sanders, un candidato fuera del ‘establishment’ con propuestas socialdemócratas, fuera de radicalismos y con una mejor valoración que Hillary Clinton entre la sociedad norteamericana y del que nunca sabremos si podría haber vencido ayer a Trump en las elecciones presidenciales.

Sin embargo, ¿cómo una persona como Trump, sin ninguna experiencia política ha logrado ser presidente de EE. UU.? Principalmente hay dos respuestas.

La primera es muy simple. Multitud de compatriotas suyos piensan como él, creen que los inmigrantes llegados de fuera solo vienen a delinquir y a ganarse la vida robando. Esto lo apreciamos en que un 90 % de los hombres blancos, mayores de 65 años y sin estudios han votado la candidatura del republicano. Esto es una causa de la globalización que se aprecia en Estados Unidos desde hace décadas y que va en aumento cada vez más. Pillando a contrapié y generando en el hombre estadounidense tradicional un sentimiento de odio y rechazo hacia los que vienen de fuera. Que hábilmente ha sabido canalizar Trump en sus numerosos discursos totalmente populistas y fascistas que han convencido fácilmente a esta parte de la ciudadanía.

Todas las afirmaciones que ha repetido Trump en contra de mexicanos, musulmanes u otros extranjeros venido de países pobres, calificándoles de criminales o terroristas, o su medida rocambolesca de construir un muro frente a México, no hacen más que acrecentar una brecha racial insalvable que radica en un nacionalismo extremo apoyado de una xenofobia y racismo fuera de control. Dichas afirmaciones son totalmente falsas y no tienen ningún fundamento, debido a que los extranjeros procedentes de países poco desarrollados a tierras norteamericanas son los que sustentan al Estado, teniendo los peores empleos y además aumentando la natalidad, rejuveneciendo de esta manera a buena parte de la población del país.

La segunda es por el hecho de que Trump es un ‘outsider’, alguien totalmente fuera del sistema político que está en contra del mismo. No obstante, la fortuna que ha adquirido él es gracias al propio sistema que tanto critica actualmente. Un candidato muy diferente al clásico, como es Hillary Clinton que viene de la mano de Wall Street. Un aspirante que no necesita la ayuda de ‘lobbies’, debido a que autofinanció su propia campaña. Una persona en definitiva muy incómoda para el ‘establishment’, que viene a destruir todo lo establecido en los últimos años.

Todas estas razones se engloban en una sola palabra, cambio. Un cambio que ha seducido a muchos hartos de ver reducir sus salarios e incrementadas sus jornadas. Cambio real ya que Clinton es de sobra conocida, ella y sus políticas. Por lo que prefieren optar a algo nuevo y arriesgado que a otros cuatro años más de Obama en esencia. El cual ha creado gran frustración entre la población norteamericana, ya que las expectativas que había creado hace ocho años eran enormes y no se han visto ni mucho menos satisfechas.

Debido a estos motivos y a las numerosas propuestas inverosímiles de Trump, gran parte de la clase media le ha secundado. Deseando simplemente ver mejoradas sus condiciones de vida. Pero, cuesta mucho creer que un multimillonario evasor de impuestos comience a legislar a favor de la mayoría de la ciudadanía y en oposición a la parte adinerada de la que él mismo forma parte.

A estas dos principales razones hay que añadir que a título personal Trump es una persona despreciable. Siendo un misógino machista que hace gala de tratar de forma deplorable a las mujeres gracias a su cuenta bancaria. Sin embargo, algunas mujeres e incluso latinas acudieron a votarle a pesar de todo lo que ha afirmado Donald durante la campaña en contra de inmigrantes y féminas.

Las ideas de Donald Trump no son nuevas, ni mucho menos. Son ideas fascistas tradicionales. Ideas que están volviendo a resurgir y a coger auge en todo el mundo. Un auge que hemos apreciado ya en Europa. Como fueron las razones que llevaron a muchos británicos a votar en favor del Brexit. Como son los gobiernos de extrema derecha en países como Polonia e Hungría, la subida de Marine Le Pen en Francia, Amanecer dorado en Grecia, Alternativa en Alemania y otros tantos de la zona euro.

Todos estos radicalismos cumplen un mismo patrón, un nacionalismo extremo derivado del fascismo clásico, un odio al sistema y a la clase política actual y una xenofobia y racismo desmesurado acompañado de un populismo brutal.

Hoy Donald Trump se ha convertido en el 45º presidente de los Estados Unidos. Su mensaje ha sido calado a muchos norteamericanos y aunque se marche, tras 4 u 8 años esas ideas seguirán en la cabeza de muchos. Trump ha partido a Estados Unidos en dos mitades, con un muro social imperceptible, que será muy difícil y laborioso derribar. Hoy el miedo ha vencido, hoy 60 millones de personas votaron por Donald Trump con 60 millones de razones, pero que tienen una razón en común, el odio. Hoy millones de razones no me hacen creer en este mundo, pero una sola continúa haciéndome seguir creyendo en él, la esperanza.

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En momentos como los que estamos viviendo, en los que tenemos la sensación esa tan rara y preocupante de no poder aguantar más que nos mientan diciendo que ya hemos salido este timo de crisis económica  y  nadie se preocupa de algo más importante, la crisis social y de esperanza que padecemos.
Nos hace falta un poco de aire puro. Los escándalos se van sucediendo, cada vez a niveles superiores, la ineptitud de los ministros ha quedado patente, los fraudes alcanzan a la “élite política” de todo color e
ideología, la corrupción ya está acechando al inquilino de Moncloa y los ciudadanos “mortales” vivimos inmersos en una mezcla de miseria creciente, incredulidad y desánimo. En momentos como este necesitamos un buen presidente, no me malinterpretéis, no me refiero a un personaje con mano de hierro ni a la venida de un superhéroe que nos saque de esta, ni creo en ello ni es mi estilo.

Nos bastaría con una persona digna y decente que ayude a plantar cara a este desastre con honestidad y la voz de su amosinceridad. Lo último que necesitamos es un señor que se oculta sin preguntas, que ni siquiera es capaz de oír las quejas cada vez más airadas de sus propios barones dentro del partido, que no entiende de formas, que se pone de perfil ante todas las calamidades y se limita, ante el Tsunami que le ha caído encima, a pedir perdón de forma muy cristiana pero renglón seguido se encarga de silenciar los informativos de la tele pública nombrando un director fiel a “la voz de su amo”.

Igual es que sus asesores le traicionan, igual lo único que le importa es su ego personal pero un consejo honesto sería que dijese basta ya y disolviera las cámaras convocando elecciones en un acto de dignidad que le honraría y serviría para salvar algo de la desaparecida imagen de su partido. Salvaría también la wpid-wp-1415127439225.jpegdignidad de la política de este país y un poquitín de nuestra confianza en las instituciones, que hace mucha falta. Si no lo hace, temo que el camino nos lleve a una situación dolorosa. Estamos hartos de ver como nos han arruinado y han robado nuestras ilusiones. Hartos de ver como han destruido lo que teníamos y ni aún así tienen suficiente. Hartos de sufrir estrecheces para nada y de que nos nieguen lo que es nuestro. Esa situación indescriptible de desánimo y frustración ha de acabar más pronto que tarde tarde con una sonada protesta social. Han sembradowpid-wp-1415127225103.jpeg el cultivo y ya se están viendo los primeros brotes, lo de la subida de Podemos que tanto les incómoda es un ejemplo como puede serlo el que cada vez nos callamos menos. Se está cociendo algo que cada vez se parece más a los “motines de subsistencias” estilo aquellos de cuándo Carlos III, es la reacción normal a este desgobierno, lo saben, y están asustados. Saben que se han pasado tres pueblos con el saqueo y el despotismo y que acabarán saliendo por patas, lo hemos hecho otras veces a lo largo de la historia (que se lo pregunten a Esquilache y el motín que le montaron o al bueno de Amadeo de Saboya que se marchó corriendo gritando aquello de  «Ah, por Bacco, no entiendo nada, esto es una jaula de locos«) y, ojalá no, puede volver a ocurrir porque nadie es más fuerte que el que no tiene nada que perder, como muchos millones de personas víctimas de la pobreza y la desesperanza por culpa de una política nefasta.

Por tanto, hágase un favor a usted mismo señor presidente, y de paso nos lo hace a todos, tómeselo como un servicio a su país (va con el cargo), márchese a casa y llévese a los suyos porque harían avergonzar hasta al mismísimo Duque de Lerma.  Esto ya no se sostiene, convoque elecciones, no es ninguna vergüenza, y salve con ello a su partido, a la sociedad y a todos nosotros. Márchese, solucione los problemas de su casa y vuelva después si quiere. Permítanos intentar afrontar el futuro con nuevas ilusiones, a ser posible, con un buen presidente