¿Y del trabajo? Mejor ni hablamos, ¿verdad? Y en eso andamos, del trabajo ni hablamos no vaya a ser que nos demos cuenta que hay algo más allá de las elecciones. Con el silencio
esconden que el paro continúa siendo una verdadera tragedia social sólo superada por el nuevo concepto de “trabajo casi esclavo” que suponen la mayoría de los nuevos contratos. Los que trabajan cada vez cobran menos mientras que los grandes directivos han subido sus retribuciones. Las pensiones peligran porque se han merendado la hucha y cada vez son más las pequeñas empresas que tiran la persiana, en silencio porque ya no salen por la tele. Parece que nos hayamos resignado a ser “Homo Curris”, de esos que trabajan como una mula, conocen a la familia través de fotografías mientras por la tele les hablan de “conciliación de la vida nosequé” y cobran un salario que no llega ni instaurando en casa una “economía de guerra” a base de pan y cebolla (antes, hace años, podían ir al cine y ¡hasta compraron una vez un bote de palomitas!).
Esto me decía Paco, tirado a orillas de un carajillo requemado como sus sueños. Se lo veía viejo, ajado, agotado más bien. Decía con voz cansada que no le queda vida pero que ya le da lo mismo, que en el trabajo cada vez le piden más y eso que sale reptando a casa, duerme un rato y vuelve a las galeras y hasta que ni siquiera se había enterado de que su hija había crecido y tenía un novio.
Yo pensaba que mi amigo había emigrado junto con dos millones de almas que han dejado
todo atrás para intentar ganarse las habichuelas como “Homo Curris” en el extranjero. Pero esa es otra historia silenciada. Es la de millones de personas como tú y como yo desterradas y abandonadas para aparentar una recuperación que no llega a “los normales”. A algunos ni siquiera les han llegado las papeletas para el 20D y ahora que ya nos acercamos al 20J les pasará lo mismo. Parece como si alguien no quisiese que votasen. Igual es “para que no se cansen” porque eso de ejercer la democracia, según nuestro Rey, cansa, ¿sabéis?.
Este domingo será el día del trabajador, como todos los 1 de Mayo desde la consecución de la jornada de 8 horas (que risa, ¿verdad?) a costa de la sangre de “Los mártires de Chicago» y
tantos otros a los que hemos olvidado. Pero la verdad es que deberíamos sentir vergüenza y esconder las cabezas como avestruces por permitir que timasen a nuestros hijos todo lo que consiguieron nuestros antepasados a costa de lucha y sangre (mucha) en materia de empleo y seguridad social. En pleno S.XXI parece que estemos volviendo a la «Cabaña del Tío Tom» ¿Que ha pasado?¿Como es que nos han lanzado los unos contra los otros usando, como siempre, el miedo como arma?¿Dónde estaban los sindicatos mientras el Gobierno se esforzaba en destruir los pocos derechos que quedaban a los “currantes” y a los pequeños empresarios, a los que también han aniquilado?
Los tiempos han cambiado para todos y los sindicatos (como muchas otras cosas) necesitan
cambios radicales para poder enfrentarse al austericidio y las políticas brutales que han sacudido a trabajadores, autónomos e incluso pequeños empresarios que al fin y la postre son la mayoría que hace girar la rueda. El caso es que los sindicatos necesitan adaptarse para poder llevar a cabo la función para la que fueron creados y que se ha visto desdibujada por aquello de que, en algunos casos, han llegado a parecer dudosas academias de formación al servicio de otros.
Visto hasta donde hemos llegado (y el rumbo que llevamos si esto no cambia) parece evidente
que necesitamos ayuda y los sindicatos pueden volver a ser ese socorro. Eso sí, deberían reencontrase con sus orígenes, romper sus lazos con los gobiernos y defender de verdad a los trabajadores a los que se les ha arrancado la dignidad. Necesitamos que vuelvan a ser accesibles y combativos, que funcionen, porque a este paso, no me extrañaría que un año de estos en lugar de conmemorar el día del trabajador hagamos lo propio con “el día del esclavo”.








digna pero necesitamos pararnos un poco, tomar el aire, salir del espanto para volver al ajo después. En mi caso confieso que eso lo consigo con la familia o saliendo a rodar en bici, sin rumbo, sin tiempo, liberando la mente y con la esperanza oculta de encontrar a la siguiente curva un lago de esos verdes, de los Pirineos, al borde del cual sentarme a ver caer los primeros copos de nieve (Hala, ya me he confesado). Nada, cosas de un cerebro raro como el mío.
náufragos. Lo digo por si los regalos (yo lo dejo caer, igual cuela). El día del libro es uno de esos días que no se debiera tener que celebrar porque no debiera existir nadie que no pudiese tener a su lado un buen libro que lo acompañe en su vida, nadie debiera estar huérfano de libros. Los libros suelen tener el poder de acompañarnos incluso después de haberlos leídos. Los libros se quedan en nuestro quehacer diario porque siempre aprendemos algo que en un momento determinado va y nos resulta útil para nuestra existencia. Estoy seguro que alguna vez te has encontrado algo y has pensado ¿dónde habré yo leído esto?. Pues eso.
curiosea, manosea e impregnate de ese ambiente de gente, de libros, de ideas, de ese olor a papel (en vías de extinción por obra y gracia de las pantallas, una pena para los nostálgicos que preferimos los libros en papel y las rosas con olor). Conversa con los libreros, con el resto de visitantes o con quién quieras y descubrirás algo que falta de verdad en estos tiempos locos en los que vivimos, un poco de lectura y un poco del sentido común que da haber leído algo en esta vida, lo que sea porque no hay libro malo. De todos los libros se aprende algo, aunque enseñen lo que NO puede ser.
un gobierno que pretenda hacer lo que le de la gana que unos gobernados instruidos. Los libros son poderosas armas contra la idiocia, lo saben y quizá por ello se han dedicado desde el principio de los tiempos a podarnos la educación o minarnos el cerebro por la tele. Seguro que si no se hubiesen ocupado tanto en conseguir una «sociedad ameba espongiforme» habríamos sabido que la vivienda, el empleo, “
puedo callarme. Ya se que estamos curados de espantos y que hemos perdido toda capacidad de sorpresa al ver los
Iglesias y Rivera
continuamos sufriendo el azote de un gobierno y una política que no nos merecemos nadie. Llevamos cuatro largos años de
posibilidad del pacto
armado de pedirnos que cambiemos NUESTRAS preferencias (las nuestras, las de los que decidimos en
lo mismo, oportunistas esperando su momento a los que no parece que les importemos demasiado. Igual no han pensado en que perderán muchísimos votos porque les va a costar horrores que volvamos a creer en ellos. Ahora, visto lo visto, no les extrañe que el PP gane las elecciones sin haberse siquiera despeinado y nos continúe azotando por muchísimos años más con sus políticas austericidas. Con este lamentable espectáculo que nos ha llevado al hartazgo les han hecho la mejor campaña de la historia.
sólo para tender la ropa), algo muy complicado para alguien de letras y un cerebro limitado como el mío. Recuerdo que busqué algo que me aclarase un poquitín este galimatías del multiverso y acabé dándome de narices con
saltado sola, existen dos universos. Lo empezaba a sospechar pero después de “
que no conocemos) que les monte una
de hucha enorme y opaca, muy negra, para meter todo lo que puedas saquear, mejor dicho, todo lo que puedas arramblarnos, porque bromas aparte, no olvidemos que al final en este asqueroso tinglado somos nosotros los que pagamos la factura. El dinero que desaparece nos falta para sanidad, educación y todo el largo calvario que llevamos padeciendo.
en paz, porque eso de hacer “la sisa” une mucho.
democracia parece que el problema está en que los parias nos hayamos enterado. Dicen que el delito es el de las filtraciones ya que, según el ministro encargado de sacarnos la sangre a los mortales, este tinglado no es ilegal de necesidad. Se me heló la sangre al oír de su boca ministerial en funciones el que una empresa de estas no se hace por afán evasor. Decir eso viene a ser algo así como contarnos que el que se compra una caña de pescar no quiere pescar peces. Parece que crea que somos un poco tontos ¿no?.