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Todos andamos de cabeza intentando sacar adelante, contra viento y marea, algo parecido a una existencia estany-gento-3.jpgdigna pero necesitamos pararnos un poco, tomar el aire, salir del espanto para volver al ajo después. En mi caso confieso que eso lo consigo con la familia o saliendo a rodar en bici, sin rumbo, sin tiempo, liberando la mente y con la esperanza oculta de encontrar a la siguiente curva un lago de esos verdes, de los Pirineos, al borde del cual sentarme a ver caer los primeros copos de nieve (Hala, ya me he confesado). Nada, cosas de un cerebro raro como el mío. 
Pero hay algo que no falla nunca. Algo que tiene el poder de salvarnos de descubrirme otros mundos y teletrasportarme a otras realidades sin necesidad de pasaportes o billetes de avión lejos de la debacle social esta que estamos padeciendo los mortales que no tenemos para paraísos fiscales, ni siquiera para llenar la hucha del cerdito al que sabemos que jamás le llegará  su San Martín. Ese objeto mágico es sin duda un buen libro, gordo, delgado, con mucho texto o un cómic, da igual. Ningún libro es malo si nos dice algo.

Este sábado celebraremos el día del libro. Apuntad esa fecha aunque sea con rayitas en la pared, como los femurnáufragos. Lo digo por si los regalos (yo lo dejo caer, igual cuela). El día del libro es uno de esos días que no se debiera tener que celebrar porque no debiera existir nadie que no pudiese tener a su lado un buen libro que lo acompañe en su vida, nadie debiera estar huérfano de libros. Los libros suelen tener el poder de acompañarnos incluso después de haberlos leídos. Los libros se quedan en nuestro quehacer diario porque siempre aprendemos algo que en un momento determinado va y nos resulta útil para nuestra existencia. Estoy seguro que alguna vez te has encontrado algo y has pensado ¿dónde habré yo leído esto?. Pues eso.

Aprovechad para acercaros estos días a las ferias del libro que se celebrarán cerca de donde vives, cartel-51-fira-del-llibre-731x1024.jpgcuriosea, manosea e impregnate de ese ambiente de gente, de libros, de ideas, de ese olor a papel (en vías de extinción por obra y gracia de las pantallas, una pena para los nostálgicos que preferimos los libros en papel y las rosas con olor). Conversa con los libreros, con el resto de visitantes o con quién quieras y descubrirás algo que falta de verdad en estos tiempos locos en los que vivimos, un poco de lectura y un poco del sentido común que da haber leído algo en esta vida, lo que sea porque no hay libro malo. De todos los libros se aprende algo, aunque enseñen lo que NO puede ser.

Seguro que si en este país se leyese más otro gallo nos cantaría porque no hay nada más incómodo para carlos-lozano-manifestacion.jpgun gobierno que pretenda hacer lo que le de la gana que unos gobernados instruidos. Los libros son poderosas armas contra la idiocia, lo saben y quizá por ello se han dedicado desde el principio de los tiempos a podarnos la educación o minarnos el cerebro por la tele. Seguro que si no se hubiesen ocupado tanto en conseguir una «sociedad ameba espongiforme» habríamos sabido que la vivienda, el empleo, “los papeles de Panamá” o cualquier barbaridad de las que padecemos en silencio requieren manifestaciones antes que un concursante del Gran Hermano. Así vamos.

Propongo una cosa, retomemos la propuesta de la genial – y amiga- Fani Grande y hagamos un nuevo escrache literario (léelo si no lo conoces, es genial). Persigamos libro en mano a todos los energúmenos que nos atormentan o a todos aquellos, amigos, vecinos familiares a los que nos gustaría decirles “¡TOMA! LEE ESTO. POR DIORRR” y te quedarías tan pancho. Hagámoslo estos días. Te pondrán cara de trastornados y mirarán el libro como diciendo “¿Esto dónde tiene el puerto USB?” pero les estarás haciendo un favor. Regalemos algo para que lean y que puedan abrir los ojos, el mundo nos lo agradecerá.

Espero, de verdad, que hayamos vuelto todos sanos y salvos de comer la mona de pascua, volar la cometa y saltar a la comba cantando viejas y entrañables cancioncitas. Ahora ya volvemos a la rutina diaria en la que son otros los que nos cantan viejas letanías que nos han devuelto a los “Tiempos Modernos” de Chaplin. Atrás dejamos kilómetros y horas de colas en esas descuidadas 20060722022000-tiempos-modernoscarreteras de Dios, que este año han sido especialmente crueles y se han cobrado 35 vidas. Una ofrenda de sangre demasiado dolorosa como para poder ignorarla. Más si tienen tan poca decencia de soltarnos de que ya nos atrevemos a salir de vacaciones debido a la “mejoría económica” y así no admitir que ha contribuido muchísimo a este desastre el que nos vemos obligados a viajar en coches viejos que no podemos ni siquiera mantener en condiciones y que evitamos como Drácula a una catedral el tener que pagar peajes. Si, viajamos pero hasta el pueblo que es más barato, poniendo a prueba nuestra paciencia al más puro estilo Santo Job en nuestro viacrucis particular, conduciendo durante interminables horas por desvencijadas carreteras secundarias, que vieron el asfalto fresco el día en el que pasó Julio Cesar para visitar a su tío abuelo. Es curioso porque, como decía mi vecino, “si nos siguen cobrando los impuestos, vete a saber donde está er parné”. ¿Preguntamos a Bárcenas que últimamente parece que sabe más que el mismo Oráculo de Delfos?

Bueno, el caso es que ya hemos llegado a casa y parece que no hemos recibido visita de los ladrones ordinarios, porque de los saqueadores habituales sí tenemos noticias en forma de facturitas que se amontonan en el buzón.

Ahora ya nos queda volver a la rutina. Nos sentamos en el sillón de “esperar noseque”, conectamos la tele y empiezan a desfilar seres incalificables. Como nuestra “Esperanza de España” quien, toda cañí ella, se atreve a decirnos qué es ser español y qué no en función de la afición a los toros, igual era cosa de la euforia sobrevenida por unos vinos traicioneros.imgesperanza aguirre3 Existen otros métodos igual de científicos en base al fervor que se le tiene a la selección, o el tamaño de la teja y la mantilla empleados en las procesiones, admito, pero no son los de Espe. Si es por eso, entonces sería prudente acercarme mañana a la embajada de San Olaf a ver si me amparan y me hago olafiano. Resulta verdaderamente indignante que una persona que ni siquiera ha aclarado el espectáculo del otro día en la Plaza de Callao, ahora se permita darnos ningún tipo de trasnochadas lecciones de ciudadanía y menos repartir carnets de españolidad en pleno siglo XXI. Seguro que los guardias que sufrieron su peculiar visión del respeto a la autoridad compartirán su capacidad moral para distinguir entre “churras” y “merinas”.

Personalmente ando desconcertado con esta señora. He de admitir que siempre ha sido muy inteligente a la hora de conseguir que el mundo gire en beneficio propio. Eso me hace dudar sobre si lo suyo sigue siendo la política o cree que sus tiempos, y de paso los de su partido, están llegando al ocaso, por lo que ha cambiado su perfil, pasando a venderse como una famosilla que hace o dice cualquier cosa por mantenerse en el candelero. Esa loca carrera suele tener un mal final, el olvido en cualquier estantería de un programa del corazón.

Bueno, yo os dejo por hoy que he salir corriendo a comprar libros y rosas, como todos los años. Hoy es Sant Jordi. Creo que no hay que perder ninguna ocasión para homenajear con ellos a la gente que te quiere con un buen libro (aunque llegue sólo para la edición de bolsillo) y una flor. Uno que es arcaico y prefiere los libros en papel y las rosas con olor… Aunque pensándolo bien, igual me expongo a que me retiren el DNI. Bah, correré el riesgo, ¿no vale la pena?.

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