Escuché por ahí a alguien que decía que estamos enfermos, que padecemos una
extraña enfermedad, una fobia que afecta a todos los occidentales y a todos los que pretenden serlo. El miedo a la soledad. Una enfermedad silenciosa que nos lleva a hacer las cosas más alucinantes y hace que vivamos sin descubrir que es la vida, en piloto automático y a una velocidad creciente. Padecemos una verdadera fobia a la soledad y más que a ella, tenemos terror al silencio. Eso nos hace intentar huir de nosotros mismos en una fuga imposible que no hace más que destruirnos poco a poco.
¿Has probado alguna vez a quedarte solo en un lugar precioso, un paisaje encantador
pero recóndito? La verdad es que no hace falta irte al desierto como los Wicholes, valdría hasta una habitación de tu propia casa, sólo es para ponerle más color al asunto. Te propongo un experimento, encierrate en un cuarto de tu casa, apaga las luces, quédate en la oscuridad, en silencio… puede que empieces a entender de lo que hablo.
Si lo has intentado verás sabrás que a la mayoría de nosotros a los diez minutos empieza a entrarnos una angustia rara, dificil de describir, te encuentras solo y sientes un verdadero pavor a en esa soledad a encontrarte contigo mismo, a escuchar esa voz que dice “Hola, soy tu…” y que no te guste lo que descubres. Reconozco que a mi me pasa, pero bueno, voy haciendo amistad conmigo mismo. Dicen que es bueno . Además, piénsalo fríamente, si no nos podemos ni ayudar a nosotros mismos, ¿cómo vamos a poder hacer algo por los otros?
En resumen, en esta sociedad que padecemos en la que estamos desnaturalizados
hasta el punto de haber perdido hasta la noción de las estaciones, en la que necesitamos creer que no estamos solos y que formamos parte de algo, de lo que sea pero de algo, en la que necesitamos saber que pasa a la otra parte del mundo pero que ya ni sabemos que está ocurriendo ni siquiera en nuestras propias vidas, nos hace falta tirar el freno a una existencia cada vez más acelerada, de forma absurda e injustificable. Nos hace falta parar un momento y descubrir quienes somos nosotros. Tenemos que vencer el primer momento de pánico para poder adentranos en el interior del desconocido que somos para nosotros mismos Nos va la vida en ello, y no lo digo en sentido figurado.
¿Has probado alguna vez a sentarte y practicar algo como la meditación? La
meditación no es nada misterioso ni rocambolesco. Os sugiero apagar los móviles y cacharros varios (si, tienen botoncito de “apagar”). Verás como cuando los vuelvas a conectar dentro de un rato el mundo no se habrá caído y la catástrofe no habrá sido tanta. Quédate en silencio, deja fluir tu mente, sin miedo y descubre dónde te lleva. Te aseguro que el viaje puede ser muy interesante, conocerás cosas de ti mismo que ni siquiera sabías y ganarás en paz y serenidad para volver al lío que siempre estará esperándote. No te preocupes por desaparecer un momento, dedícate un ratito a ti mism@, es necesario si no quieres perder la cabeza en el maremagnum en el que estamos inmersos.








incrustación de capirotes en la cabeza (siempre me ha dado cierta cosita esa imagen), las procesiones al ritmo de las cornetas y tambores salpicados por alguna que otra saeta y todo eso. Otros se pondrán ciegos de torrijas antes de salir despavoridos (o por lo menos lo intentamos) a aprovechar los primeros rayos de sol de primavera. El caso es que a partir de mañana por estas latitudes no vamos a conseguir nada de nadie a no ser que les pidamos saltar a la comba o volar una cometa. Lo dejaremos todo para después, a la vuelta, dedicarnos a hacer los
dientes largos a todo quisque con las fotos de lo bien que lo hemos pasado en los rincones más “rarunos” del planeta (aunque tengamos que recurrir al photoshop y ponernos en las playas de las Bahamas para disimular que no hemos salido de la salita de casa). ¿El objetivo? Volver morenitos aunque sea a base de autobroncedador y provocar la envidia de los pasillos de Mercadona. Pero sobre todo, volver. Por favor id con cuidadito que necesito de verdad volver a veros a todos después de estos días.
claro ni aunque sea para desalojar, como sea, a este infame gobierno en funciones
para decidir entre ir a nuevas elecciones o sacarse de la chistera un acuerdo que permita un gobierno en minoría que espante los esperpentos que padecemos. Muchos nos tememos ya que las elecciones van a ser inevitables a pesar de que no creo que beneficie a nadie. Me parece que el único que puede sacar algo de provecho de ello es Mariano (no el PP, Mariano aprovechando que debido a que nadie se atreve a toserle todavía). Con unas nuevas elecciones el rey de los tiempos muertos ganaría justo eso, tiempo para verlas venir y repetir como candidato mientras en el resto de los partidos se sacan los ojos entre sí. A la vuelta de estas vacaciones las encuestas hablarán, subirá la presión hasta que la
válvula de la olla empiece a pitar y dar vueltas. Será el momento de que descubran que el pacto es la única salida si no queremos aguantar esta situación y si se quieren evitar las elecciones en las que, por buscar alguna cosa buena al asunto diremos que todos se presentarán en unas condiciones parecidas. Ya no tenemos “partidos ignotos”, partidos “vírgenes” que se presentan inmaculados. Después de todos estos días ya hemos descubierto que aquí no hay nadie libre
de pecado, el que menos ya tiene todo un panteón de muertos en el armario. De los de siempre ya no nos sorprende nada pero a los nuevos ya los hemos visto venir con piruetas, cabriolas, amaños, purgas, luchas intestinas e imputaciones de todo tipo haciendo lo mismo que aquellos a los que se había de desalojar inmediatamente. Por lo menos, si se repiten elecciones, habremos aprendido aquello de “el que esté libre de pecado…” porque ya todos andan pringados del mismo barro. 
por ser una vuelta de tuerca más en el cinismo, la deshumanización y el snobismo de pitiminí de una Europa que no está cumpliendo ninguno de sus objetivos sociales que debieran ser su razón de ser, a pesar de todos aquellos que
(subrayo lo de nuestros) representantes van a subcontratar un Derecho básico que es inherente a todas las personas solo por el mero hecho de serlo. Va a vender el Derecho de Asilo de los “#WellcomeRefugees” a los que decía que atendería en una maniobra inhumana y asquerosa sin sustento legal ni nada que se le parezca. Y lo peor de todo es con ello que están vendiendo nuestras conciencias a cambio de nada porque nada va acambiar para el que ha salido de su tierra huyendo de la muerte y poco le queda que perder.
el refugio porque los más básicos principios de los Derechos Humanos y la Convención de Ginebra nos lo impide y algo más importante, porque nuestra conciencia y nuestro deber como seres humanos (si es que todavía lo somos) ha de hacernos arrimar el hombro y procurar una existencia digna a los que lo han perdido todo, a los que tenían una vida y se les arrebató de repente no dejándoles más opción que la de luchar por su vida y la de los suyos sin más salida que la huida hacia una tierra que se suponía “civilizada” pero que al final no lo ha sido y les niega hasta un espacio en el lodazal. Una tierra que pretende limpiar su conciencia subcontratando las vidas de sus semejantes a un gobierno que, bromas a parte, todos sabemos que va a hacer con ellos.
que sienten los que no tienen nada que ofrecer a sus hijos, ni comida, ni ropa para enfrentarse al duro invierno del corazón centroeuropeo y que ve como sus bebés les miran desde dentro de una caja de cartón a la intemperie en lugar de la cuna mullida y calentita que merecen. Se me hiela el corazón porque, al igual que todos vosotros, si lo tengo. Todavía me queda un poquitín a pesar de que las imágenes que recibimos me desgarran como hizo la de Ayllan pero que parece que hayamos olvidado porque nos han anestesiado por saturación. Pero todavía me duele más pensar que son mis representantes los que venden mi propia conciencia a cambio de nada. ¿Es que no vamos a impedirlo?
. Vivía dentro de un tonel (no se si es que lo habían desahuciado también a él) y andaba por ahí medio desnudo. No tenía nada pero era enormemente conocido por su sabiduría. Pues bueno,como decía, llegó Alejandro con toda su pompa y fasto. Todos los habitantes del lugar fueron corriendo a ver la comitiva (igualito que en las cabalgatas de Reyes magos, pero con Rey). Todos menos Diógenes. Alejandro, extrañado por la incoparececencia del filósofo se acercó al «dudoso» barrio de Craneio, donde estaba la casa-barril del sabio y se lo encontró tomando el sol tan alegremente. Alejandro se puso delante (poned vocecitas cuchicheantes de fondo haciendo porras para ver como ejecutarían al sabio) y le dijo “Maestro, Díme que puedo hacer por tí”. Diógenes, serio, levantó la cabeza y le dijo, “¿Podías apartarte un poquitín? Es que me tapas el sol…”. Alejandro se retiró y mientras se marchaba decía a sus generales “En verdad, si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes”.
no molestar en lugar de manifestarse como meros interesados en la autocolocación. Llevan días enredando con sus rencillas particulares sin siquiera intentar hacer el trabajo que les encomendamos que no es otro que el de sacarnos de la ruina caracolera, económica y moral que cada día nos afecta más a todos y menos a los
fueron los esperados pero así es la vida, no siempre el camino es fácil (no siempre para ellos, NUNCA para nosotros) y ahí está la gracia de la cosa, saber hacer canastos con los mimbres que nos dan. Algo de lo que son incapaces porque andan comportándose como en un gallinero, metiendo el dedo en el ojo del vecino. Veremos que pueden conseguir estos días sin la «presión»
las elecciones sin atreverse a presentarse a la investidura, a otros les ha dado por correr como desesperados a ver que rascan con la capa de salvadores del reino puesta y a los otros por anteponer sus egos superlativos al precio que sea. No me extrañaría que esto acabase en» algo sorprendente» que no sorprendería a nadie, la Gran Coalición que haría que cambiase todo para que no cambie nada, la están cocinando.
parecía que no tendría lugar nunca. El camino se ha hecho más largo que un día sin pan, han sido cincuenta y pico días que han parecido siglos. Pero bueno, ya hemos visto a Sánchez, con su corbata roja de los domingos, intentando explicarse un poco sobre las maravillas que podría hacer «la próxima semana» con un gobierno en minoría y sostenido con alfileres. O mejor dicho, intentando convencer o arrinconar a alguien en la sala (sin corbata) para ver si se puede rascar algo de última hora sin que se enfade un tercero (con corbata también). Vamos, un asunto de corbatas, una situación de patio de colegio, para entendernos.
quién va a ser presidente. Esta vez es distinto, el que sube a la tribuna sabe que se la va a pegar
parece que lo de la nueva política va acabar en sueños, igualito que
partido pero que al final ha conseguido poner en marcha el reloj que parecía oxidado por
ser bastante zotes y no saber que el