Llueve a cántaros, es una fría noche de invierno cuando en mitad de la calle un señor con gabardina y un sombrero de ala ancha levanta un brazo, aparece un coche con una luz verde que pone “libre”. Al ir a subir a bordo aparece una dama, este le cede el vehículo, ella acepta, sube al coche y con una sonrisa se alejan de la escena. El caballero, paraguas en mano, espera otro taxi.
Siempre me pareció muy peliculero el gesto de levantar un brazo y que aparezca de la nada un Taxi dispuesto a llevarte a cualquier parte. Mucho mejor esto que recurrir al silbido, no se, lo veo como más educado y como más de galán de esos de film
en blanco y negro, muy a lo Bogart (aunque si quieres que te diga la verdad jamás me ha funcionado ninguno de los dos métodos, el primero porque debo ser el hombre invisible y el segundo que porque no se silbar). Diréis lo que querréis pero llamar a un taxi por métodos analógicos tiene más encanto que sacar el móvil sabiHondo del bolsillo, jugar con una APP y que venga alguien que te lleve sin preguntar aquello de “¿ande vamó?” ni pensar si te van a dar un tour turístico para llegar a la otra esquina mientras el conductor te
pone al día del mundo según Losantos (supongo que son tópicos baratos pero he tenido la dudosa suerte de haberlo sufrido en primera persona). Llamadme antiguo pero me resisto (levemente) a aceptar que la tecnología lo invada todo en un mundo que es incapaz de proteger los derechos más básicos de nadie. Cuesta aceptar que nos quieren llevar a una sociedad megamoderna en la que se nos sustituya poco a poco por máquinas sin que parezca importar el hecho de que dejes de cobrar tu sueldo para que una multinacional arrase con todo y se lo lleve a cualquier chanchullo fiscal.
Puede que justamente ese sea uno de los problemas de los taxistas en huelga, se resisten a aceptar que el mundo que conocemos se nos cae en pedazos. Ahora les ha tocado a ellos como antes fueron los cajeros de los bancos, los zapateros remendones, los
boteros o hasta a los mineros (si, esos héroes se quedaron sin minas el mes pasado, ¿no lo sabías?). Son empleos que volaron engullidos por “el progreso”, un terremoto que se lleva por delante miles de empresas y decenas de miles de puestos de trabajo sin que nadie fuese capaz de verlo (si yo te contase… pero bueno, no hemos venido a hablar de “lo mío”) . Muchos se alegran de comprar un libro en Amazon y que llegue en un santiamén sin caer en que han condenado al librero de siempre, con ello la rueda del negocio local, el de toda la vida y eso es algo que les va a salpicar pronto o tarde, pero con toda seguridad. Puede que esos mismos sean los que ahora no entienden a los del taxi.
Por supuesto que los taxistas tienen razón. Todo el mundo tiene derecho a reivindicar lo que es suyo, faltaría más. ¿Cómo no vamos a solidarizarnos con los taxistas si incumplen los acuerdos de los vehículos VTC? Es lógico que peleen por sus derechos y más todavía
si salta a la vista que los que han de regularlos están más perdidos que un pingüino en el Sahara. Pero los huelguistas han olvidado que en este mundo las formas son muy importantes. Sus quejas no tienen porque vulnerar los derechos de otros, igual no han caído en que los otros, los conductores de VTC y el resto de los mortales, también los tenemos. No vale a montar espectáculos grotescos, secuestrar una ciudad con violencia o amenazas y muchísimo menos deberían permitir que el portavoz de Elite Taxi sin venir a cuento llegue a mentar la sexualidad del Ministro del Interior haciendo un muy flaco favor a un colectivo que siempre ha salido en defensa de la víctimas de violencia de género. No entiendo como no han rectificado en masa todavía porque esas afirmaciones les deslegitiman. Así no vamos nada bien, por ese camino se pierden las simpatías del respetable a velocidades ultrasónicas porque no todo vale.
Pero la realidad es otra, con el apoyo y la lucha de los taxistas sólo vamos a aplazar un
tiempo la realidad. El rival es mucho más poderoso que Uber o Cabify, podrán espantar la llegada de las multinacionales pero la realidad es que estamos ante un cambio de página de la historia, un cambio de patrones que anula todos nuestros esquemas. Progreso le llamamos y es un rival incansable, impasible al que no se puede vencer. Habrá que adaptarse cueste lo que cueste, no nos pase como a los dinosaurios. Igual es el momento de sentarnos con calma y serenidad para plantearnos seriamente que queremos que sea el futuro, nuestro futuro que ya está ahí, para todos.








demasiado todo. Pero bueno, siempre quedaba la esperanza hasta que hemos recibido el mazazo al enterarnos de que el trabajo, el esfuerzo y el valor de tantísima gente que se ha dejado la piel no ha tenido el resultado que nos hubiese gustado. Pero aunque no se haya dado el milagro y de ese pozo no haya salido el pequeño con vida deberíamos saber valorar el trabajo de todos los que han arrimado el hombro para intentar arrancar al crío con vida haciéndonos mantener el hilo de esperanza hasta el último momento. Son personas anónimas que se han hecho un merecido hueco en el corazón, seres humanos que nos han enseñado de que están forjados los héroes.
su vida para intentar lo imposible, que ha trabajado mucho más allá de lo que resultaría exigible y que en cambio no ha hecho más que recibir críticas vacías y sin sentido por parte de descerebrados que los han calumniado hasta la saciedad en las redes sociales, en los medios de comunicación empeñados en sacar algún tipo de provecho de la desgracia aunque sea a costa de ahondar en su propia mugre a cambio de unos cuantos «clicks» y tertulianos de televisión que parecen algo así como la reencarnación del hombre renacentista, saben de todo, opinan de todo y son los mejores en todo. Si eso fuese así, sólo un comentario, podían haber ido ellos allí y haber hecho el trabajo, igual puede que el pequeño continuase con vida. ¿Verdad que estamos seguros que eso no hubiese sido posible? Pues entonces exijamos la erradicación de la telebasura que todo lo ha invadido y que se trate con un respeto más que merecido a los que si han puesto de su parte.
palanca que mueve el mundo. Parece que los Haters hayan colonizado el planeta y seamos incapaces de valorar el esfuerzo del otro aunque sea con un simple y sincero GRACIAS. La verdad. Hoy me gustaría poder fundirme en un abrazo con cada uno de los que han trabajado día y noche persiguiendo un imposible. Elogiar su esfuerzo y valor que jamás podrá ser recompensado. Dar ánimos al minero que ha tenido que arrancar el cuerpecito de las entrañas de la tierra y a los psicólogos que han tenido que atender a una familia castigada por la desgracia injusta. Espero de todo corazón que sepamos respetar el dolor de todos ellos y que quede en nuestra memoria que los héroes existen, están entre nosotros, y que en Totalán se han dejado la piel intentando vencer en una carrera contra reloj a la crueldad de la naturaleza.
en los abrigos de la clientela. Estaba como alucinado, con los ojos en blanco ¿Qué leía? Una noticia que hablaba de “la maniobra Errejón”, no hacía más que decirme “¿ves? Así como ha de votar la gente a la izquierda” Y pensándolo en frío, puede que Paco, una vez más tenga razón, si algo me ha fascinado de la izquierda española es su capacidad para meterse en embolados y pegarse un tiro al pie justo en el momento en el que toca correr pero no se de que nos sorprendemos, basta con echar la vista un siglo atrás para ver que buscar la unidad de las izquierdas por estos andurriales parece algo así como tirarse al monte para capturar un unicornio. Empezamos con la camadería de Stalin y Trotski y a partir de ahí ejemplos como para llenar un rosco de Pasapalabra. Lamentable.
encima va contagiando poco a poco a la derecha “civilizada” que ve que asociándose a estos consigue dos cosas, una vía de escape para dejar caer lo que de verdad piensan y un montón de votos de gente que parece tener claro que resulta más provechoso acercarse a las urnas que quedarse tomando el sol en cualquier rincón. Al show de Andalucía me remito.
nada) elecciones municipales, autonómicas y europeas, como poco porque voy intuyendo que igual nos ponen una urna más (yo no quiero decir nada) Pues como siempre parece que soy un pardillo porque de entenderse todos nada de nada. Perece que han tocado a rebato y una vez más demostramos que nos gusta más el jaleo y el alboroto que a un tonto un lápiz,
tragicomedia griega, Manuela Carmena abre su propia senda a machetazo limpio y así en todo. De verdad que no consigo entender como a nadie se le ha pasado por la cabeza que así no podemos acercarnos a unas urnas que seguramente serán decisivas y más viendo como toda la derecha es capaz de entenderse aunque no lo digan, desde los tibios equidistantes hasta los de los “brazos p’arriba”. ¿No será mucho más prudente dejar las hoces y los martillos guardaditos en el armario en lugar de utilizarlos para sacarse los ojos y empezar a dar una imagen de seriedad? Igual debería alguien pensar que para ganar unas elecciones más hace falta ilusionar al votante que SIEMPRE parece que tiene cosas mejores que hacer antes de ir a votar (ese es el mayor problema de las democracias actuales). En la derecha parece que lo han conseguido y claro así no se puede hacer nada. Lo malo es que vienen las urnas y después será el llanto y el rechinar de dientes, como siempre. ¡Si es que no escarmentamos!
rincón del olvido el árbol de Navidad. Todo va volviendo a la rutina y el recuerdo de esos días va dando paso al horror que supone pensar que toca “picar piedra” hasta Semana Santa, mínimo. Queda un duro camino por delante, ¿verdad? Pues imagina si a esto le sumamos el que esos propósitos de año nuevo que nos habíamos hecho empiezan a caer en saco roto, el idioma se atraganta y ya no nos parece simpático el profesor de mandarín, los kilos no bajan, el gimnasio no apetece con este frío y como total no nos ve nadie ya dejamos si eso lo de “el cuerpo serrano” para cuando llegue el calor. El bajón de estos días es terrible, caras largas, ojos hinchados, suspiros en el metro… ¡Nos hundimos!
Arnall ya se dio cuenta de que estos días todos andamos buscando a alguien de los que dan abrazos gratis (¿dónde se esconden? ¡Necesito un saco!). Pues bueno, allá por 2005 el buen hombre se inventó lo del Blue Monday para una campaña de una agencia de viajes y abrió todo un melón para los “vendecosas” que son muy listos y ya suponían algo cuando nos pusieron las rebajas en Enero aprovechando eso de que cuando nos ponemos tristones recurrimos a la Visa (si es que queda algo en ella) hasta que se borren los números, a lo Banzai.
compulsiva nos ha deshumanizado y hasta el punto de olvidar que somos personas, ya nadie habla de ciudadanos o de seres humanos, hemos pasado a ser usuarios o clientes aunque con ello se queden atrás millones de personas a los que viven en un eterno blue Monday y se han de limitar a ver la locura desde el otro lado del escaparate, como Audrey en Desayuno con diamantes, pero sin glamour y con una crueldad que va más allá de lo humano.
y se vacían las carteras. Toca acabar de arrasar con todo lo que quedó después del huracán navideño. Eso de la paz, el amor y la fraternidad acabó guardado junto con las luces del árbol, los que comíamos juntos ahora somos capaces de batirnos en duelo por el último de los calcetines del montón sin importarnos que el que está enfrente vaya con los pies descalzos. Piénsalo, estos días aquellos que necesitan todo continuarán no teniendo nada. Aunque las luces nos hayan deslumbrado la mente y hagan hecho que lo olvidemos.
curiosidad o simplemente por hacer los dientes largos al vecino, todo se reduce al modelo AIDA (Atención Interés Deseo Acción). Se trata de recortarte la libertad de elección, hacerte creer con luces y brillos que necesitas algo, que ese algo te hará feliz y claro, tú quieres ser feliz. Al final pasas por el aro y si te he visto no me acuerdo. Comprarás la cosa, descubrirás que no era tan bonita como en la tienda, te sentirás triste y ya sabemos que la tristeza conduce a ponerse otra vez la Visa entre los dientes y ¡hasta que se funda!. Nos hacen caer una y otra vez en la misma rueda, al final no es tan distinto como la política, nos venden su humo y cuando lo hemos comprado, a otra cosa mariposa.
pensamos, no construimos, no arreglamos. Nos atamos y poco a poco nos vamos deshumanizando, poco a poco vamos olvidando que nos han creado un mundo falso en el que solo importa poseer. Vamos secando nuestro corazón hasta que se convierte en una piedra incapaz de sentir empatía y ya no somos capaces de entender la ridícula rueda en la que andamos metidos. Somos esclavos que trabajan por un dinero que rápidamente gastamos y devolvemos a la rueda que nos mantiene girando como los hámsteres en su jaula, parece ridículo, ¿verdad?
energúmenos violaron en nochevieja a una menor, otra mujer fue retenida y agredida por su pareja, una chica de 19 años forzada por cuatro animales en la provincia de Alicante y casi seguro que en lo que tarde en colgar este post tendremos otro drama, lamentable. Parece que el año ha empezado como acabó el 2018, con violencia y con una creciente vergüenza al ver que esta sociedad parece no tener remedio ni capacidad para hacer frente a una lacra que lleva ya unas mil muertes desde que se nos ocurrió empezar a contarlas.
una sola de ellas sufra a manos de alguien que se cree con algún tipo de derecho a nada, tendremos un problema serio. No es un problema de “feministas” sino un problema de TODOS porque si alguien es miope como Rompetechos y no puede ver que estamos ante un feminicidio, por lo menos si entenderá que en esta sociedad se están matando personas. Así de simple señor Sánchez-Dragó, por cierto ¿Podía usted dejar de ahondar en su decrepitud y no
confeccionar visillos de humo para ocultar a sus amigotes de Vox? Resulta intolerable que algunos se dediquen a sacarse de la chistera cifras para decir lo que sea,
quedarse con un sillón y dejarnos claro que es lo único que les importa. Aunque con ello dinamiten el consenso de todo el arco parlamentario y hagan que volvamos a tener que debatir sobre hechos que ya parecían más que aclarados. Ha bastado que “lo rancio” asomase la cabeza para que salte todo por los aires y algunos pasen silbando sobre uno de los mayores problemas que sufrimos. Resulta intolerable que volvamos a ver verdaderas situaciones grotescas en las que señoras como Levy justifican (o intentan hacerlo) la poda de las políticas destinadas a protegerlas (a ella también). La postura de estas señoras es como la de ser árbol y presentarse para presidente de un club de escolaris. No entiendo como se puede negar que, en este país, y hasta que logremos evolucionar, no podemos garantizar a las mujeres su seguridad.
que venden algunos que serían capaces de decir que lo de
saber idiomas por si hemos de tomar “las de Villadiego” porque la cosa “sigue mú mal” y vamos a ver si todavía existe la academia esa a la que nos apuntamos el año pasado por estas fechas y no hemos visitado (aunque ellos estuvieron “visitando” nuestra libreta del banco hasta Marzo, que fue cuando admitimos la realidad y nos dimos de baja). Y ya de paso buscamos por el camino un gimnasio, como en el PokemonGo, a ver si algún mago nos hace perder “lo que nos hemos echado encima”
(pon música de terror). Todos los años lo mismo, buenos propósitos que al final no se cumplen, seré mejor persona, dejaré de fumar, ayudaré a alguien… y al final ese alguien se queda esperando nuestra ayuda. ¿Qué tal si este año que empieza, para variar, NO te propones nada grandioso? Es mejor no proponérselo, no aplaces para luego, levántate y HAZLO, así sin más. Es la única forma de conseguir hacer algo, a lo
Tenemos elecciones por todas partes, después del susto de Andalucía donde la abstención de los que no movieron los pies hacia las urnas nos ha propiciado un susto del que espero aprendamos algo, aunque sea a tomarnos en serio lo que puede ocurrirnos si no nos damos cuenta de que las elecciones son algo muy serio que bien merecen una vista a esas cajitas de metacrilato a las que no hacemos caso y después vienen
diciéndonos
sea recordado como el que empezaron a acabar las muertes en el mar y el que las ONG que se desviven día a día reciben los reconocimientos necesarios y deban volver a a casa porque Europa ha despertado, ha puesto una solución a los fantasmas que guarda en el armario y ya nadie ha de huir a la desesperada de sus casas. Dudo que Oscar, Jordi, los tripulantes del Astral, de Open Arms, Aquarius y tantos otros además de todos los que se juegan la vida día a día
año en el que el contador de la infamia de las muertes por violencia de género se queda en la única cifra asumible el cero redondo y absoluto. Que este año tengamos fuerza para gritar, para oponernos, para no permitir una mala palabra ni un mal gesto hacia nuestras compañeras, que este sea el primer año en el que para salir de casa solas no tengan que hacer un curso de “superheroínas”, un año en el que nos demos cuenta de que no es cuestión de escaparate el que reciban el mismo salario ni las mismas oportunidades sino de justicia. El primer año en el que un hombre reprenda a otro por al oír comentarios machistas en vez de reír la gracia y en el que las