¡¡Os lo dije, mira que os lo dije!!! Repetía ayer por la tarde Paco en el café con el periódico en la mano abierto por los resultados electorales. Estaba consternado y la verdad es que no es para menos porque creo que somos el
primer caso en la historia en el que un partido de hipotética izquierda convoca unas elecciones, acaba dejándolo todo hecho un solar y acaba consolidando a la extrema derecha. Todo ello sin despeinarse y además con la cara tan forrada de platino iridiado como para decir que han conseguido detener a la derecha rancia, la misma que cantaba, banderones en mano, fuera de sí aquello de “a por ellos” y “el novio de la muerte” en una escena que helaba la sangre, sólo les faltó encender las hogueras y empezar a quemar libros. Alucinante, oiga!
Lo que resulta increíble es que nadie ha pensado que algo serio nos estará pasando cuando millones de personas, trabajadores en su mayoría, han acabado
votando a señoritos a caballo que no parece que se vayan a molestar en mirar hacia abajo para ver que sucede con “los de la plebe”. Es algo así como si el conejo cargase la escopeta al cazador, pero es que no tenemos la sensación de que los otros vayan a ver la luz y empezar a defendernos un poco. Igual parte
de la culpa de esto la tienen los medios que se han de dedicado a vendernos con una sonrisa Profidén la ultraderecha como si fuera una ideología más, mientras machacan sobre Cataluña dando la visión de que el país se nos va de las manos. Bien pensado puede que no toda la culpa la tengan los políticos y sus maniobras de Bombero Torero que nos han llevado a esto, ¿no crees?
Yo no sé qué va a pasar estos días si lo supiese no estaría con la duda de si exiliarme a Marte o quedarme. Oigo por ahí que si Sánchez se va a casar con Iglesias (ya ves tú tanto viaje para al final llegar aquí) pero si en Abril que era más fácil, no salió nada
imagínate ahora que el Congreso va a parecer una casa de locos en la que se ha instalado la extrema derecha, los independentistas, regionalistas y todo quisque. O cambian mucho las cosas o casi que no guardamos las urnas porque visto el nivel que se gastan nuestros representantes nadie va a saber entenderse en la torre de Babel en que se ha convertido el hemiciclo. Un galimatías del que si por una de aquellas sale un presidente veremos como se las apaña en el día a día porque va a ser una tarea de chinos.
Pero lo que si veo es que, menos Abascal y su troupe, todos los líderes nacionales han perdido algo en esta empresa. Han perdido escaños, votos, o hasta la
poca vergüenza que les quedaba pero, para variar, ninguno ha hecho autocrítica. Sólo Rivera (a pesar de los memes) ha aparentado ser más decente que el resto, se ha ido a casa por el camino adoquinado que debieran seguir los que nos han llevado a este pantano. Aunque no le harán caso porque, claro, van a seguir con sus líneas rojas y sus caprichos a las hora de sentarse y hablar. Sólo piensan en ellos, jamás en la misión que les encomendamos y si dejan el chollo en el que están instalados ¿de qué van a vivir, pobrecitos?.








que les gusta el “politiqueo” y la verdad es que oírlo gritar de semejante forma es más que preocupante. Según él es indignante ver como los partidos de izquierdas cantan la internacional al revés “ Dispersémonooos todooos…”(y se pone a cantar a voz de grito subido a una silla ante la mirada sorprendida del resto de los parroquianos) Razón no le falta.
si preguntas a alguien que opina el PSOE de un pacto con quien sea no sabremos responder. Tan solo sabemos que Sánchez tiene verdadera fobia a juntarse con Iglesias, y al revés. Y ahí acaba la cosa porque no se preocupan de la sanidad, ni de la educación, ni de la ley de la Eutanasia. Sólo velan por ellos mismos, sus pactos y sus cositas. El resto, lo que nos afecta a todos, ya si eso lo dejamos para la primera semana que tenga tres sábados.
branquias en la última DANA les han faltado piernas para aparecer con esa cara de sabios supermanes que vienen a salvarnos sin despeinarse, hacerse la foto y volver a sus moquetas mulliditas), ni a los partidos de izquierdas ni a los otros porque si te paras a pensar tampoco es que “las derechas” estén intentando salvar la situación, más bien están sentaditos como cuervos, viendo el espectáculo y comiendo palomitas a ver si de todo esto queda alguna carroña sabrosa a la que hincar el diente. Cómodo, ¿Verdad?.
menos eso nos parece. Le conté que el sábado me borré de las listas que el censo facilita a los partidos políticos para el envío de propaganda. ¿Ah, pero no sabes que puede hacerse? Es muy fácil, te explico, has de ir a la web del INE y desaparecer de las listas
lo tenía ya todo preparado. Pues resulta que por cuestiones del azar se cruzó con una exposición en la que, entre otras, estaba la obra de
velocidades muy superiores a las que podemos soportar y visto los días que nos quedan por vivir merece la pena parar un momento a buscar un poco de aire que nos permita recuperar un poco la cordura. Deberías apagar las pantallas, poner algo de música clásica “de las de partitura”, acercarte a ver una buena obra de teatro o visitar un museo, el que sea, cualquiera es válido. Esto puede ser una actividad que te salve de la locura a la que nos arrastran con lo de “los Pablos”, Vox, un gobierno a medio cocer, los pactos demenciales y todo el sainete que impide que veamos que nos han vuelto a dejar de lado con nuestras verdaderas necesidades, aquí seguimos en precario, pasando hambre o
lo necesitamos de verdad y estos días nos van a hacer falta sacos de ese arte que tienen los genios, esa iluminación que nos transmiten con solo pararse un rato a contemplar una obra de arte, con calma, dejando que sea ella la que te mire a ti, la que te hable y la que te diga “hijo, estás hecho unos zorros. Deja que te recomponga”. Los cuadros hablan, tienen su energía, una energía de salvación que es más poderosa que las barbaridades a
que nos tienen acostumbrados en la tele y que es capaz de hacernos olvidar los suplicios de cada día. Seguro que el tiempo ha perdido su valor cuando has estado ante un cuadro “con alma” como puede ser el «Jardín de las Delicias», «El Nacimiento de Venus» «E


