Hoy hace algo de fresco, el tiempo ha cambiado ya a lo que debiera parecerse, se está bastante bien en casa con una taza de café nada pretencioso en la mano pero con una sensación extraña, como de tener el corazón este hipertensión que me ha tocado apretado como un puño.
Parece que vivamos en un mundo reducido a un scroll infinito de noticias cada cual más espantosa que la anterior, por eso vale la pena de vez en cuando apagar cacharros, sentarse con un café (contradicción pero de algo hay que morir) y charlar si la ocasión se tercia, en buena compañía.
Estoy repasando lo último que se cuenta de la Flotilla de Gaza 2025, y da ganas de salir gritando al balcón pero como nadie me va a oír, abriré la ventana esta que tengo un tanto oxidada. Estava leyendo algo de esa epopeya de coraje humano que Israel acaba de ahogar en mitad del mar de la impunidad del que se sabe intocable porque lo protege el matón del patio y sabe que en dos días todo a a ara al final de scroll ese que decía antes y que todo lo aplasta. La verdad es que ando con una rara la mezcla de rabia y esperanza, porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién? En la ONU, nada de nada..
Imaginadlo, 42 barcos, un ejército de velas blancas surcando el Mediterráneo como un sueño colectivo de solidaridad. La Global Sumud Flotilla, organizada por la Freedom Flotilla Coalition y aliados globales. Los esquíes zarparon con un mensaje claro: romper el bloqueo ilegal de Israel a Gaza, intentar llevar ayuda humanitaria y gritar al mundo que el genocidio está ante nuestras narices. Eran 450 activistas de todos los rincones –europeos, árabes, africanos, latinoamericanos–, gente que se embarcó en una aventura que ya se intuïa perdida pero ¿y qué? Acaso don Quijote no asalto a los molinos? .
El 1 de octubre, el sueño chocó contra la implacable realidad: fuerzas israelíes interceptaron la flotilla, arrestaron a cientos y la desmantelaron como si fuera un juguete roto. Un último barco logró avanzar un poco más, pero el resto… evaporado en detenciones y deportaciones.
Y ahora empieza la pesadilla. Las voces de los liberados claman desde las sombras de la vergüenza. «Nos trataron como monos», dice una activista deportada, describiendo golpes, interrogatorios interminables y celdas que apestan a miedo. ¿Derechos? ¿Garantías? Y eso que es?
313 personas siguen retenidas ilegalmente en prisiones de alta seguridad, atrapados por un apartheid que el mundo finge no ver mientras Gaza se desangra –con bombas crueles y experimentales que caen como lluvia ácida sobre niños que sueñan con vivir y reír en vez de con misiles–, estos héroes del mar nos recuerdan que la resistencia no es un hashtag. Es carne, sudor y salitre.
El domingo pasado, mientras pedaleba bajo un sol propio del cambio climático que quema como la conciencia, no podía dejar de pensar en esos niños de Gaza. ¿Cuántos flotan ya en el mar de la indiferencia? ¿Cuántos marineros enrolados volverán a casa con moratones en el alma, se miran al espejo y se preguntan si valió la pena? Pues sí, valió. Porque cada vela rasgada enciende una antorcha en nuestras vidas sedentarias. Recordad el Muro de Berlín, que cayó no por tanques, sino por manos unidas. Hoy, los muros son invisibles, pero igual de criminales.
Esto no va de política lejana. Es nuestra hipocresía expuesta. Europa, que llora por Ucrania, calla ante Palestina. EE.UU., que predica libertades, arma el bloqueo. Y nosotros, en casa, ¿qué? ¿Otro like en Instagram?
La Flotilla de Gaza no llegó a su destino, pero plantó una semilla. El próximo convoy ya se gesta –llegará pronto, dicen las voces del Instagram de la Coalición. Sumud: resistencia. No es solo una palabra árabe; es el pulso de la humanidad.
Una cosa,. Si queréis profundizar, mirad el informe de Al Jazeera sobre las detenciones. Y sí, el café ayuda, pero la acción cura.
Posts etiquetados ‘detención’
La flotilla Velas rasgadas pero el viento sigue soplando
Publicado: 6 octubre, 2025 en actualité...Etiquetas:detención, flotilla, Gaza, injusticia
0







