Dicen que una vez la Inmaculada del Escorial salvó la vida a una señora japonesa sufría depresión profunda. Tan mal estaba que había pensado en suicidarse, incluso se cuenta que
lo tenía ya todo preparado. Pues resulta que por cuestiones del azar se cruzó con una exposición en la que, entre otras, estaba la obra de Murillo , con esa perfección que solo pueden tener las obras maestras que va más allá de los tiempos. Se quedó mirando el cuadro y se obró el milagro, saltó en su cerebro un resorte que todos tenemos y que nos hace desconectar de las miserias de cada día y nos transporta a otro mundo. Después de esto dijo que si alguien había pintado tal belleza entonces es porque la vida merecía ser vivida. Voló a Madrid, se encontró con que la obra estaba en los talleres pero los restauradores del Prado le dejaron entrar a ver la obra en restauración, cayó en éxtasis igual presa de un síndrome de Stendhal que todos deberíamos vivir (con moderación, no vayamos a tener un disgusto) algunas veces en nuestras vidas para recordarnos que la belleza es algo que necesitamos para seguir adelante.
En mitad de estos tiempos de mugre, pobredumbre y ausencia de valores que vivimos a
velocidades muy superiores a las que podemos soportar y visto los días que nos quedan por vivir merece la pena parar un momento a buscar un poco de aire que nos permita recuperar un poco la cordura. Deberías apagar las pantallas, poner algo de música clásica “de las de partitura”, acercarte a ver una buena obra de teatro o visitar un museo, el que sea, cualquiera es válido. Esto puede ser una actividad que te salve de la locura a la que nos arrastran con lo de “los Pablos”, Vox, un gobierno a medio cocer, los pactos demenciales y todo el sainete que impide que veamos que nos han vuelto a dejar de lado con nuestras verdaderas necesidades, aquí seguimos en precario, pasando hambre o siendo atropellados trabajando en condiciones semiesclavas.
Acércate a un museo, los hay gratuitos. Con eso descubrirás que la vida es algo más que la miseria o los números de la ruina que nos oprimen. Acércate a una pinacoteca y descubrirás a través del arte que la vida tiene una magia que sólo podemos apreciar cuando
lo necesitamos de verdad y estos días nos van a hacer falta sacos de ese arte que tienen los genios, esa iluminación que nos transmiten con solo pararse un rato a contemplar una obra de arte, con calma, dejando que sea ella la que te mire a ti, la que te hable y la que te diga “hijo, estás hecho unos zorros. Deja que te recomponga”. Los cuadros hablan, tienen su energía, una energía de salvación que es más poderosa que las barbaridades a
que nos tienen acostumbrados en la tele y que es capaz de hacernos olvidar los suplicios de cada día. Seguro que el tiempo ha perdido su valor cuando has estado ante un cuadro “con alma” como puede ser el «Jardín de las Delicias», «El Nacimiento de Venus» «El Pantocrator de Taüll», cualquiera vale porque ha de ser la que te transmita todas esas sensaciones inexplicables, incluso puede ser un cuadro precioso que pintó tu primo. ¿Verdad que sientes la magia que te envuelve y te salva un rato de la deriva y la tormenta en la que estamos inmersos?
Hazme caso, si hace mucho que no te pasas por un museo, corre a refugiarte en él, encontrarás ese arte, ese reposo, ese genio aparentemente perdido de la especie humana te transportará a través de los siglos y te salvará de la deriva. Acércate al Teatro, corre al auditorio recarga las pilas con esa magia que nos roban cada día para volvernos grises. Hazme caso protege tu vida y llénala de belleza. Lo necesitamos más que nunca.
Te dejo un vídeo que te transportará a través del tiempo.
Unas pocas webs para perderse…
Museo de Bellas Artes de Valencia
Y todos los que queráis…








pasó este Abril. Se comportan como si no hubiesen asumido que de una vez por todas salimos a votar y cambiaron las tornas. Eso es malo para todos porque si es importante que un gobierno se lleve decentemente, también lo es tener una oposición competente y esta gente no parece saber donde está. Las derechas (si señores, las derechas) pasan los días buscando por donde agarrase a algo y sacudiéndose entre ellas como una estera, igual que los boxeadores que andan noqueados y medio groguies pero continúan “tirando al bulto”.
sacando 200.000 votos. Ah, ¿Y los 9 diputados de más?, nada, tonterías sin importancia. En Génova andan metidos en una guerra civil encubierta en la que Casado, el pobre, creo que tiene sus esperanzas puestas en hacernos creer que este domingo va a recuperar, como por arte de magia, el voto perdido. Para ello nos repite sin cesar que todo ha sido una pesadilla en la que Sánchez “el malvado” nos ha hipnotizado a todos y que es tan maquiavélico que hasta quería a Iceta para no tener que aplicar el 155 (que terror, como si hubiese valido para mucho) en una cámara que controla por mayoría absoluta y en la que podrá hacer lo que quiera, demencial.
paladines de la fe y todo eso y puede que por ello en plena sesión constitutiva de las cortes se permitan
a su fundación, el de ser un espacio común que evitase que continuásemos matándonos entre nosotros. Y elegimos algo igual o más importante, los ayuntamientos, donde se mantiene la esencia de la política del tu a tu. Aquí se diluyen las siglas de los partidos (aunque en el caso de PP sea por otras causas) para dar paso al voto personal, tanto como que te puedes encontrar al candidato en la pescadería. ¿Puedes imaginar lo espantoso que sería tener un alcalde ultra empecinado en resucitar la costumbre del Ángelus en la megafonía municipal? Podría ser peor que tener de presidente de la escalera al vecino del tercero, el que se pasa el día ensayando con el trombón y no avanza. Pero sobre todo, en estas elecciones necesitamos decirles muy alto a unos cuantos que han de asumir la realidad, perdieron las elecciones y ahora les toca trabajar y hacerlo bien si de verdad creen que pueden aspirar a salir de ahí.
máquinas os quitarán el trabajo…” Dicho y hecho, los
que sobran. Van a “prejubilarlos” en unas condiciones teóricamente ventajosas para las carteras de los que dejarán de trabajar. Pero sólo para las carteras porque no se si es que a nadie se le ha ocurrido pensar que las personas somos mucho más que dinero en el bolsillo. Por otra parte parece que nadie ha pensado en que si pueden despedir a tantas personas pagándoles tanto igual va y sus cuentas de resultado no son mentira. Están ganando muchísimo dinero y no les estamos pidiendo NADA de los que nos deben. No les reclamamos nada de lo que era nuestro y que nos ha costado la vida a base de recortes salvajes. Pero bueno igual con eso de las promesas de sillones mulliditos no han caído.
se molestan en hacerse la competencia entre ellas, ¿te acuerdas cuando nos “regalaban” cosas (todavía conservo una vajilla del “Banco de Valencia”, que en paz descanse) y hasta Raffaella Carrá o Concha Velasco hacían un anuncio de otro difunto, el Banco Central Hispano. Ya no les importan los clientes, sólo el beneficio. Les da igual que en estos barrios en los que
todavía no es que seamos unos genios de las tecnologías no tengamos una persona para atendernos por lo visto con enfrentarnos al cajero automático ya vamos que ardemos. Se han vuelto muy modernos, casi como en las películas futuristas aunque si les llega a salir un ordenador como JOSHUA (juegos de guerra), como HALL9000 (2001 una odisea en el espacio) o un Terminator cualquiera nos vamos a reir un rato.
más impersonal posible y encima les pagamos unas comisiones cada vez más altas por un trabajo que hacemos nosotros mismos, con nuestras manitas y dejándonos los ojos cara la pantalla. Pase que eso puede valer para los que nos defendemos en las lides de la informática pero ¿Qué hacemos con los que no?¿Cómo se apañan los que no tienen tanta soltura o no tienen los medios? Seguro que no han caído en que muchos de ellos son personas que viven en lo que ahora llamamos “la España vacía”, justo donde van a ver desaparecer las oficinas. Lo que decíamos, van sobrados, no les importamos para nada y están totalmente al saqueo y a «sus negocios».
cosa? Esos son los que valen la pena, los que se levantan cada día pidiendo prórroga al despertador, los que se la pegan de narices, se sacuden el polvo y se vuelven a levantar con una sonrisa. Estoy convencido de que si te paras a mirar puedes descubrir a algunos y es entonces cuando te alegras de haberlos conocido y desearías parecerte un poquito más a ellos. A mí por lo menos me pasa cada vez que veo a
no apetece seguir adelante. Ante todo es un libro como ella, muy valiente en el que nos intenta contar su vida haciéndonos descubrir algo que sabemos los que la conocemos. Belén es insumergible y siempre acaba dándonos ánimos ella a nosotros, es un torbellino de esos que parecen inagotables, merece la pena tenerla cerca.
que es minoritaria pero que afecta nada más y nada menos que a unas 4.000 personas en España descubrirás la crueldad de las estadísticas. El gobierno sea del color que sea considerará que no “merece la pena” el gasto, se olvidará del sufrimiento de los enfermos y de aquella verdad que decían cuando estaban en la oposición ¿Cómo era? Ah, si “los recortes matan” (si es que la memoria juega malas pasadas ¿verdad?). El caso es que
mirarán hacia otro lado, condenando a los enfermos y a sus familiares a realizar verdaderas acrobacias hasta con tapones de botellas para conseguir los fondos que son necesarios y más en este país que se niega a la investigación porque sigue con el chip troglodita y continúa cumpliendo a rajatabla el “que inventen ellos” de Unamuno que lleva tatuado en la frente. De goles, deportes y «realities» vamos servidos pero lo que es de innovación y ciencia, permitidme una mueca malvada.
la ciencia devaluada, seguimos como en los tiempos de Don Santiago Ramón y Cajal, Nobel de Medicina en 1906. Don Santiago decía que en este país de pandereta “investigar es llorar». Y claro, como somos gentes de costumbres seguimos igual, llegamos tarde y mal a los avances científicos y nuestros investigadores, mentes brillantes, genios con tropecientas carreras que han de emigrar para no morir de hambre o para poder trabajar en condiciones.
les impone el peso de financiar investigaciones, tratamientos o rehabilitaciones como sea. Es la dura realidad de tener que hipotecarse para conseguir una esperanza que puede que acabe en nada. Es la condena que imponen los gobiernos de este país que todavía no entiende que investigar significa la vida para miles de personas. Significa seguir adelante y es que en esto de la ciencia si no se avanza te quedas, porque otros si lo harán y cogerán el tren que habrá pasado para no volver.